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Taza y media

Diez días para una suspensión

En el Gobierno de Adrián Barbón nadie vio nunca con buenos ojos que la Feria de Muestras se celebrase este verano. Por eso, causó sorpresa que el presidente de la Cámara de Comercio, Félix Baragaño, anunciara su intención de llevarla a cabo antes de que finalizara el estado de alarma. En el Ejecutivo muchos se tomaron aquel anuncio como una política de hechos consumados y se impuso una consigna: dejar pasar el tiempo.

Unas semanas más tarde, en una entrevista concedida a este diario, la alcaldesa de Gijón, Ana González, aseguró que el gran evento del verano no estaba garantizado. Fue la primera dirigente que habló alto y claro sobre lo que ya era un creciente runrún en los mentideros políticos. Después, moderó su discurso, pero el mensaje estaba enviado. Casi al mismo tiempo, la Cámara encargó un plan de contingencia, con una fuerte reducción de aforos, para tratar de eludir la cancelación. Era un documento exhaustivo y con pilares sólidos, pero chocó frontalmente con una resolución del Principado, ya con las competencias sanitarias totalmente recuperadas, publicada el viernes 3 de julio para regular los actos multitudinarios.

La norma recogía la creación de un comité de técnicos para analizar la viabilidad de acontecimientos masivos, así como la obligatoriedad de hacer un test de autoevaluación a sus organizadores. Dos días después, LA NUEVA ESPAÑA desveló, en base al testimonio de altos cargos de la Administración que hacían referencia a la resolución, que la Feria era poco más que una quimera. Ayer, tras diez jornadas de incertidumbre y los rebrotes de coronavirus creciendo por toda España, llegó la confirmación.

Es idea común que la Feria de Muestras es un referente indiscutible del verano en Asturias y motivo de orgullo para los gijoneses. Y que tiene una enorme capacidad para generar riqueza. Pero a nadie se le escapa tampoco que las circunstancias excepcionales de este año la podían convertir en un riesgo. Teniendo en cuenta estas evidencias, la Cámara ha hecho lo que tenía que hacer. Y el Principado, también.

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