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Atropello gijonés

Define el Diccionario la palabra "atropello" como -transcribo literalmente-: "Pasar precipitadamente por encima de una persona". "Agraviar a alguno abusando de su fuerza ó de su poder". "Precipitarse demasiado en obras ó palabras". Elijan ustedes la acepción que deseen, porque todas encajan en la última ocurrencia municipal de cerrar definitivamente al tráfico los dos carriles de la avenida Rufo García Rendueles (playa de San Lorenzo) que conducen al centro de la ciudad.

Tal parece que las definiciones de "atropello" que ofrece la Real Academia las hayan dictado pensando en la impopular y arbitraria medida (exhibición de ordeno y mando) tomada por los políticos que nos gobiernan y que me resultó muy extraño comprender siendo conocedor de la inclinación que tienen tanto la Alcaldesa como el edil de Movilidad por el consenso. Raro es que esta vez haya brillado por su ausencia, ignorando a las Asociaciones de Vecinos ( como La Guía -Somió- y La Arena, máximas afectadas). Al parecer la inicial y pasajera medida de cerrar un carril para favorecer el paseo evitando aglomeraciones en tiempo de pandemia da paso de forma arbitraria y antidemocrática a esta ocurrencia, creo que bajo la excusa de la contaminación. Utilizo la palabra... ocurrencia porque tal lo parece, al no tener en cuenta, por ejemplo, que nuestro clima no es Mediterráneo -no somos Alicante-, lo que quiere decir que de octubre a abril, siete meses, el Muro será utilizado por cuatro ciclistas, eso sí, con chubasquero y por otros tantos "patineteros" con paraguas. El Muro sin gente y los atascos por el centro de la ciudad. Resultado: ¡más contaminación!

Ocurrencia es no haber encargado, y más ahora que las decisiones se toman más que nunca en base a parámetros económicos, un estudio que diga cuál sería el impacto en los negocios de todo tipo del centro de la ciudad, así como el impacto medioambiental de ruido y contaminación, que con esa nueva medida soportan los miles de vecinos de las zonas colindantes a la avenida de Castilla y de La Costa, viales ahora atestados de tráfico y por donde se hace más complicado transitar.

Tampoco puedo evitar mencionar la ocurrencia del ciclo-carril de la avenida de la Costa, que ralentiza el tráfico rodado y que supone un verdadero peligro para los ciclistas. Esos dos estudios no costarían, ni con mucho, los ciento setenta mil euros con los que se subvencionó la "Semana negra", contra la que nada tengo.

Ocurrencia -también- es no pensar cuánto tardará una ambulancia desde cualquier zona de Gijón (Cimadevilla por ejemplo) hasta el Hospital de Cabueñes. Los gijoneses, y sólo me mueve mi cariño y condición de tal al escribir estas palabras, sólo queremos un Gijón más limpio y más saludable.

Las decisiones no se deben tomar a golpe de... "ocurrentes pedaladas", sin dar la palabra a los vecinos, eliminando cientos de plazas de aparcamiento y sin estudiar seriamente -como es el caso- las consecuencias que suponen.

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