Pedro Duque ha demostrado un desconocimiento estratosférico de la gestión pública en su empeño por integrar el Instituto Español de Oceanografía en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que se ha saldado con la dimisión de cinco de los nueve responsables de centros del organismo, entre ellos, Javier Cristobo, que llevaba once años al frente del gijonés con una profesionalidad y una capacidad de trabajos admirables. El presunto ministro estrella de Pedro Sánchez, que opta ahora a sillón europeo, ha tomado la decisión despreciando la trayectoria de la institución, clave en la investigación y explotación de los recursos oceánicos. Y sin escuchar a los afectados, aunque solo fuera por educación. Ha obrado sin prudencia y sin conocimiento de causa. Como un astronauta en altamar.
