Si bueno fue en la forma y en el fondo el pacto exprés para la concertación social firmado en pleno confinamiento por el gobierno local, la patronal y los sindicatos, mejor está resultando la rapidez con la que van a llegar a manos de los beneficiarios las ayudas para reaperturas de negocios y mantenimiento del empleo. Conociendo la tradicional parsimonia del Ayuntamiento, es gratificante, casi milagroso, que los más de 2.000 autónomos y pequeñas empresas solicitantes vayan a disponer del dinero contante y sonante antes de que acabe el verano. Una lección para las otras administraciones que andan rezagadas entre excusas burocráticas a la hora de entregar lo prometido. Y un alivio para la economía local a las puertas de un otoño que se anuncia terrorífico. Perder el tiempo en una crisis es igual que mirar para otro lado.
