El curso escolar más incierto de cuantos se recuerdan está a la vuelta de la esquina y las dudas, lejos de disiparse, van en aumento con el paso de los días. Muchos padres y profesores han puesto el grito en el cielo por las instrucciones del Principado, que se resumen en que los alumnos reciban clase de manera presencial, con mascarilla y en grupos no precisamente reducidos debido a la escasez de personal de refuerzo. Pero también los ayuntamientos tienen mucho que decir, especialmente en los colegios de Primaria y las escuelas infantiles, porque disponen de importantes competencias. Gijón prepara ya una revolución en las puertas de los centros, habitualmente bulliciosas, para poner orden al entrar y salir con rutas señalizadas. Decisión acertada, pero como todas las demás, aún por explicar. El concejal de Educación les debe una comparecencia a las familias.
