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POR LIBRE

Desatención en la Atención Primaria y en los colegios

La frustración por las esperas interminables para hablar con los centros de salud y la vuelta a las aulas

Casi medio año después de que aquel virus del que se nos dijo que era como un primo pequeño e inocente de la gripe estacional, haya ido cambiando por completo durante este tiempo nuestras vidas hacia esa "nueva normalidad" que tanto detestamos algunos, nos encontramos con que algo tan fundamental para nuestra tranquilidad de cada día, como es el poder disponer de un servicio de Atención Primaria eficiente, este continua sin embargo colapsado a pesar del ímprobo esfuerzo de los médicos y enfermeras que trabajan en los distintos centros de salud de nuestra no siempre salubre villa marinera, como consecuencia de que se siguen atendiendo por vía telefónica a la mayoría de los pacientes que reclaman consulta.

Esta sobresaturación de llamadas, con esperas interminables para conseguir hablar con algún administrativo del centro de salud correspondiente, provoca una enorme frustración en muchas personas, que siguen sin entender cómo es posible que uno pueda ir a hacer la compra, sentarse en la terraza de un bar con los amigos o acudir a una farmacia, pero sin embargo ante una posible otitis, tenga que aguardar en ocasiones hasta más de dos días, para que su médico de familia, le acabe certificando el diagnóstico de oídas, nunca mejor dicho. Si ya antes estos profesionales eran auténticos virtuosos de la salud, para atinar con todo tipo de dolencias, ahora han pasado a un nivel cercano a la de una divinidad omnipotente, que todo lo sabe y todo lo ve, aun sin poder verlo ni palparlo.

Esta situación tan difícil de entender, pues bastaría con concienciar a la ciudadanía para que no acudiese en ningún caso a su ambulatorio ante cualquier sospecha de que su malestar pudiera tener que ver con el maldito virus coronario, en el caso de los niños se hace aún más paradójico, cuando estamos a apenas dos semanas de enviarles de vuelta a las aulas. O sea, que no pueden acudir a su pediatra pero sí estar con sus enseñantes.

Hablando de esta vuelta al colegio, y con tanta incertidumbre todavía entre los padres (por no decir temor), vuelve a surgir la importancia de la presencia de un sanitario en cada centro educativo. No se puede pedir a los profesores que de repente asuman también esa responsabilidad. La excusa de falta de recursos económicos ofende a las piedras, ante tanto despilfarro como vemos entre nuestra clase política para aquello que les conviene. Ahí tenemos el ejemplo en nuestra más colorida que nunca villa marinera, con esa remodelación innecesaria del Paseo del Muro, con repintado incluido, que bien parece inspirado en el tablero del Enredos; aquel famoso juego de los años 80. Aunque pare enredo el que han montado desde el Ayuntamiento con su plan de movilidad.

Y a todo esto, desde el Gobierno del Principado, parece que estos temas no fuesen con el Presidente tuitero, quien se enreda a su vez con decisiones como la de declarar alerta naranja en zonas de nuestra región de gran actividad turística, sin incrementar no obstante ninguna de las actuales medidas de seguridad frente al virus, pero con el consiguiente grave perjuicio económico. Obrando así, da la sensación de estar más preocupado de engordar su currículum para una futura cartera en Madrid. Y lo que aquí pudiera pasar, pues eso: daños colaterales.

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