Hay quienes piensan que llegan tarde a esto de los cuidados de belleza. Aunque se insiste mucho en el tema de la prevención, yo la primera, porque es muy importante en la belleza, al igual que en la salud en general, hay muchas personas que no se han cuidado nunca, y sienten cierto reparo a hacerlo a partir de los 50, 60 o 70 años. Pero nunca es tarde si la dicha es buena, así que bienvenido el cuidarse siempre, a cualquier edad.

No todas las personas tienen el mismo patrón de envejecimiento, por lo que es muy complicado determinar qué edad es la más recomendada para empezar a cuidarse. Las hay que se han cuidado desde muy jóvenes, normalmente porque es su propia piel quien ha dado la señal de alarma para que lo hagan, y a partir de ahí han seguido haciéndolo. Esto es muy frecuente en las pieles grasas y con impurezas. Otras en cambio se mantienen sin ningún esfuerzo ni dedicación, pero aun así, ciertos hábitos como por ejemplo, la protección solar, conviene integrarlos en nuestra vida siempre. Lo más habitual es tener un primer contacto con la estética profesional en la década de los veinte años.

Tratamiento específico

Cuando trato una piel madura y una piel más joven, todo depende de las necesidades de cada una de ellas. En este aspecto, todo lo que pueda contar sobre las diferencias entre un tratamiento y otro son generalidades que aportan más bien poca información. Lo que sí es importante resaltar es que, entre las pieles maduras también hay muchas diferencias, y no me refiero solo a las características con que cada uno nace. Me refiero a lo que cada persona hemos hecho con y por nuestra piel hasta la fecha. Quizás uno no haya pisado un centro de estética en su vida, pero sí haya seguido una buena rutina de cuidado cosmético domiciliario desde siempre, también las medidas de seguridad en cuanto a exposición solar, una alimentación equilibrada o una vida sin demasiado estrés. Todo esto son factores positivos, ayudan a envejecer bien y a que los tratamientos estáticos tengan buen pronóstico y funcionen mejor. Volvemos a hablar de la prevención.

No obstante, actualmente existen muchos recursos a nivel estético y médico estético. Y valorando cada caso se consiguen grandísimos resultados. Pero esto no ha de servir para que nos confiemos. Lo ideal es hacer las cosas bien, actuar de forma sensata, predicar con el ejemplo quienes tenemos hijos/as; porque de nada sirve que insistamos en buenos hábitos si no los están viendo en casa. Pero ojo, que vivimos en una sociedad en la que se da tanta importancia a lo externo, a la fachada, que esto no ha de convertirse en un agobio, ni en un buscar lo imposible, sino más bien en cuidar de nuestra piel y de nuestro cuerpo.

Mejora tu aspecto sin alterar tu imagen artificialmente

Hay quienes piensan que si recurres a tratamientos de belleza, corres el riesgo de que cambien tus rasgos, tu expresión, tu cara en general. Y es normal, porque eso existe. Cada día vemos en televisión o revistas rostros que ya no reconocemos, caras extrañas, pero cada persona ha de pensar primero qué quiere, para saber dónde acudir. Porque no olvidemos que hay gustos para todo, y en eso no debe meterse uno. Pero desde luego, yo abogo siempre por la naturalidad, por la armonía del rostro, por no hacer nada que no entre dentro de mis cánones de belleza, porque cada caso es una muestra en la calle de nuestro trabajo, y ha de reflejar nuestra esencia y buen hacer. Disfruto viendo lo espléndidas que están personas que hemos cuidado durante tantos años. Y a día de hoy conseguimos esa petición tan común, aparentemente contradictoria, y que tan rara suena de: "quiero que se note, pero que no se note".

Tengamos claro que la eterna juventud no existe, y querer estar lo mejor posible no es una lucha, es algo para disfrutarlo, disfrutar de estar bien, de cuidarse, y envejecer lo mejor posible, porque los años son un regalo, porque nos han querido volver locos haciéndonos creer que envejecer es feo, y en esa lucha nos perdemos lo maravilloso de hacerlo. Porque el objetivo está en lucir lo mejor posible a cada edad. Afortunadamente, la belleza con cabeza existe.