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Videojuegos

La consola que iba a ser de Sony y Nintendo

El único prototipo que queda de una colaboración entre las dos firmas niponas en 1991 sale a subasta por un precio inicial de 350.000 euros

El prototipo de la consola que sale a la venta.

De las cinco consolas más vendidas de la historia, tres son PlayStation; Sony es una de las firmas más prestigiosas del sector. Y cada videojuego que producen se eleva automáticamente a la categoría de éxito. Sin embargo, a pesar de los pingües beneficios obtenidos por la marca, hubo un tiempo en el que Sony consideraba que no se le había perdido nada en la industria. Es más, la tenía por un sector de negocio poco salutífero para su reputación de gran empresa dedicada al hardware. Tanto fue así que su primera incursión en los videojuegos fue de la mano de Nintendo, hoy una de sus principales competidoras junto a Microsoft, con quien acordó fabricar una consola mano a mano.

Eran los tiempos de los 16 bits. Nintendo lideraba las ventas pero había dejado de dirigir el sector con puño de hierro. Sega, hoy en los márgenes del negocio de los videojuegos, le pisaba los talones con su Megadrive. El cambio tecnológico estaba a la vuelta de la esquina. A principio de los noventa ya se barruntaba que el cartucho tenía los días contados en favor del CD. Nintendo acordó con Sony fabricar un híbrido capaz de leer las dos plataformas. Se iba a llamar "Play Station" y el ingeniero encargado de hacerlo posible fue Ken Kutaragi, hoy una figura histórica por haber engendrado el fenómeno de la "Play".

Sony acordó por contrato obtener beneficios por cada juego que Nintendo vendiera, algo que hico entrar en pánico a la segunda empresa. La Gran N estudió la fórmula para frenar en seco a la nueva máquina. Y fue en Consumer Electronics Show de 1991 cuando anunció que en vez de colaborar con Sony lo iba a hacer con Philips, que a la sazón era una de las principales competidoras en el sector electrónico de los que iban a ser los socios de Nintendo. Tal traición se dirimió en los tribunales. Aunque Sony llevaba las de ganar, Nintendo en la época de los noventa era poco menos que invencible en el terreno legal. Se salió con la suya. Kutaragi, por entonces, era muy poquita cosa a los ojos de los jefazos de Sony, que escarmentados, preferían dar un portazo al sector del videojuego y seguir siendo de oro vendiendo cámaras de vídeo. Sin embargo, aquel joven ingeniero les espetó que si iban a consentir tamaña humillación de una empresa que fabricaba juguetes. Apelar a la testiculina funcionó y el resto es historia.

De aquella fusión con Nintendo se hicieron 200 prototipos. Al menos 199 fueron destruidos. El que queda sale a subasta el 27 de febrero por un precio inicial de 350.000 dólares. Parece mucho, pero su dueño llegó a rechazar una oferta de más de un millón de euros. Al parecer, la quería un tipo de Noruega y entre los gastos de envío y los impuestos que iba a pagar no se le salía rentable.

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