Monstruos que vagan en busca de carne humana, un guerrero y una bruja que cazan bestias a cambio de unas monedas, un Ejército de vampiros que espera su venganza y Alucard, el "anti Drácula" (es el nombre al revés), que trata de buscar su sitio en el mundo condenado por la maldición que le acompañará siempre: ser el hijo del mismísimo príncipe de las tinieblas. "Castlevania", un título de sobra conocido para los amantes de los videojuegos, vive ahora una segunda edad de oro gracias a la serie creada por Netflix y basada en sus aventuras vampíricas.
Esta ficción, que acaba de estrenar su esperadísima tercera temporada, es una aventura de animación no apta para menores o espectadores con estómagos delicados o sensibles a las imágenes de sangre, gore y violencia. Lo destacado de "Castlevania" es que ha logrado con éxito conquistar a ese público adulto que disfrutó de joven con sus aventuras en videoconsolas de 8 o 16 bits o dejándose la paga en los salones recreativos.
La nueva temporada consta por fin de 10 capítulos, seis más que en las dos últimas entregas, por lo que en esta ocasión la espera no sabrá a poco a los seguidores que demandaban el regreso de esta aventura de espadas y fantasía. La serie continúa justo donde lo dejó la anterior temporada (aviso, aquí vienen spoilers para aquellos que aún no la hayan visto), con la muerte de Drácula a manos de la hechicera Sypha Belnades, el caballero Trevor Belmont, cuya familia está ligada a la caza de seres del inframundo, y de Alucard, el hijo del vampírico conde y de una humana mortal que está en contra de la guerra contra los humanos que está liderando su padre.
"Castlevania" tiene la esencia de un anime japonés pero con elementos que se alejan de las características propias de este género de la animación. El humor tiene un papel insignificante durante la trama del mismo modo que ocurre en otros títulos de renombre como "Ataque de los titanes" o "Death Note". Algo poco común en este tipo de ficciones, que siempre recurren a alguna broma fácil de tipo sexual o poco correcta (políticamente hablando) para romper la tensión a lo largo del capítulo.
La serie de Netflix es violencia y conversaciones. Este último punto se da gracias a un guión trabajado y a una interesante interacción entre los personajes y la explicación de sus objetivos. Una simple historia entre dos personas sentadas a la mesa es capaz de lograr que el espectador empatice con el objetivo de ese héroe o villano.
El buen sabor de boca de esta temporada ya ha conseguido que los fans demanden el estreno de una cuarta entrega.
