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Juan García Arriaza | Investigador del Centro Nacional de Biotecnología

"Las pandemias han venido para quedarse, es el precio de la globalización"

"La carrera científica es totalmente precaria: las condiciones para los investigadores en España son lamentables"

juan garcía arriaza, en su laboratorio del centro nacional de biotecnología. LNE

Juan García Arriaza es investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y trabaja en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB): desde 2006 forma parte del laboratorio que lidera Mariano Esteban, una referencia internacional en el estudio de los poxvirus y el diseño de vacunas. García Arriaza nació en Barcelona hace 45 años, se crio en Ciudad Real, su familia es de Córdoba y reside en Madrid, en Móstoles. Se licenció en Biología en la Complutense y se doctoró en Biología Molecular por la Autónoma de Madrid. Estos días acude puntualmente al laboratorio, donde trabaja solo, porque las restricciones a la movilidad y la actividad también rigen allí. La suya es una tarea esencial, en la que está respaldado por el resto de investigadores del equipo, que trabaja en casa con sus ordenadores. En sus manos tiene, literalmente, la posible vacuna contra el COVID-19.

-En su laboratorio buscan y diseñan vacunas, y ahora han redirigido sus esfuerzos a encontrar una contra el nuevo coronavirus.

-Mis investigaciones se han centrado en el desarrollo de candidatos vacunales frente a virus que causan enfermedades en humanos, como el VIH y la hepatitis C y basados en el virus Vaccinia modificado Ankara expresando antígenos de dichos virus. En los últimos años su investigación se ha centrado también en el desarrollo de nuevas vacunas frente a virus emergentes, como el Ébola, el Zika y el Chikungunya, que ya se han probado en ratones o en macacos y que han demostrado que son capaces de inducir una buena respuesta inmune, tanto de anticuerpos neutralizantes como linfocitos T, y proteger frente a la infección de dichos virus.

-¿Virus emergentes?

-Hablamos de virus emergentes o reemergentes, patógenos que surgen de nuevo o resurgen, porque se controlaron y volvieron, como el Ébola, que apareció en 1976, y ha resurgido intermitentemente; en 2013-2016 hubo un brote en África Occidental y recientemente, en 2018-2019, otro en el Congo. El mundo globalizado permite una rápido dispersión por el mundo de los patógenos y eso causa inquietud, por los nuevos que podrían emerger en el futuro. Coronavirus tenemos este, el SARS-2, el SARS, el MERS... A partir del año 2002 han ido surgiendo uno tras otro. La OMS tiene una lista de ocho patógenos emergentes con posibilidad de causar nuevas epidemias y uno de ellos es el SARS, el que tenemos, que es un nuevo virus que se asemeja bastante al SARS del año 2002. Que esto podía pasar ya se sabía. En el laboratorio tenemos una plataforma de generación de vacunas, muy puesta a punto, para desarrollar nuevos candidatos vacunales frente a nuevas enfermedades. Empezamos con esta al poco de surgir los primeros casos del SARS-2 en China. Los investigadores chinos publicaron la secuencia del virus y nos pusimos manos a la obra.

-¿Cuándo podrían tener algo concreto?

-La ciencia va a su ritmo, y hay que comprobar todo y ser precavido. Estoy en pleno desarrollo de una serie de candidatos vacunales, en medio del proceso. Insertamos una región del coronavirus que es inmunogénica en el genoma del virus Vaccinia y vamos seleccionando los virus que han insertado el gen de forma correcta, es un proceso de varios pases de infecciones en cultivos, y lleva su tiempo. Si todo va bien, podemos empezar con los ensayos en ratones en un mes. El primer paso es evaluar si nuestro candidato vacunal induce una respuesta inmune -anticuerpos y células T- fuerte en ratones, luego hay que probarlo en ratones humanizados modificados genéticamente que son susceptibles a la infección por el SARS-2 y, luego en monos...

-¿Disponen de dinero para esta investigación?

-En el laboratorio al que yo pertenezco disponemos de fondos de proyectos europeos para el desarrollo de vacunas para el VIH. No contábamos al inicio con financiación para el SARS-2 y hemos tirado de la de otros proyectos, así hemos podido dedicar tiempo y contar con los reactivos necesarios. Sin embargo, recientemente el CNB ha recibido una partida presupuestaria de 4,5 millones de euros por parte del Ministerio de Ciencia y contamos actualmente con financiación para nuestras investigaciones. Hay muchos laboratorios con poca financiación. Los científicos españoles están muy bien considerados fuera, tenemos una masa de científicos muy buena, pero la financiación que se dedica a la investigación es muy escasa. Yo espero que con esta situación la sociedad y los políticos se den cuenta de lo importante que es la ciencia y la innovación. Si no se invierte en ciencia nos quedaremos atrás, la biotecnología va a ser muy importante en un futuro en el tejido económico de los países y para estar preparados frente a nuevas pandemias. Va a seguir habiendo pandemias, y debemos estar preparados, con científicos que sepan redirigir su investigación como se está haciendo ahora, virólogos e inmunólogos que sean capaces de adaptar su investigación y redirigirla a los nuevos virus que vayan surgiendo.

-Hay talento, pero no hay dinero. ¿Es eso?

-La carrera científica es totalmente precaria: personas con una carrera solida tienen contratos precarios, prorrogables, año a año, hay muy pocas plazas, el sistema no recoge todo el talento que hay, las condiciones para los investigadores en España son lamentables, y los que se han ido fuera se queda fueran, no regresan. Sin personas que hagan ciencia no se puede hacer investigación. Ahora le hemos visto las orejas al lobo, soy optimista por naturaleza y espero que la sociedad se conciencie.

-¿Dice que vamos a tener más epidemias como esta?

-Venía ocurriendo ya en los últimos años: el Ébola en África, el Chikungunya y el Zika en América. Esta ha subido de nivel y nos ha hecho darnos cuenta de lo peligroso que puede ser. Hay que ser muy torpe para no aprender, e invertir más, no solo en investigación, sino también en sanidad. Esto ha venido para quedarse, hoy es el coronavirus, dentro de unos años será un virus de la gripe más mortal... Es el precio de la globalización. Tenemos que aprender a fortalecer el sistema sanitario, prevenir lo primero, necesitamos un sistema de salud fuerte, potente y capaz de albergar todos los casos. Invertir en buenos hospitales, buenos sistemas, personas formadas y con estabilidad laboral, y en la ciencia, que es la que va a encontrar la cura, los fármacos. Los estados invierten en Defensa, pues el enemigo ahora es este, silencioso y que no vemos, un enemigo global.

-¿Es por la mayor movilidad o porque aparecen nuevos patógenos?

-La globalización implica que hoy puedes estar en medio de una selva y 48 horas después en mitad de Nueva York, y este es su precio. Cada vez hay más personas en el planeta, más contacto; también la deforestación y el expolio medioambiental hace que entremos en contacto con animales y reservorios de animales de nuevos patógenos, murciélagos, civetas, pangolines... Hay un proceso que se llama zoonosis, patógenos que existen en animales y saltan de hospedador. Ahora lo que tenemos es un virus que se transmite muy fácilmente, por cada infectado hay una tasa de contagios muy alta comparada con la de la gripe o el ébola, eso unido a la globalización puede infectar a muchas personas. El Ébola se expandió en África Occidental y quedó ahí, pero ahora, el modo de transmisión de este coronavirus es por el aire, no es lo mismo que por la sangre... Coinciden en él un conjunto de factores, y resulta de ello la peor de las pesadillas. La suerte es que no es tan mortal como el Ébola, eso es algo que va en los virus: si son muy mortales no se transmiten tanto.

-Se habla del SARS-2 como de "el bicho", pero el virus no es estrictamente hablando un ser vivo.

-Son parásitos intracelulares obligados, siempre necesitan infectar, no tiene su propia maquinaria para reproducirse y necesita la del hospedador, tiene su propio material genético -ARN en el coronavirus-, y cuando entra en una célula se hace con el control de sus centros de replicación, y se replica él.

-¿Por qué es tan contagioso?

-Estamos intentando averiguarlo. Es un virus nuevo, para el que no tenemos inmunidad. Al generar una inmunidad previa, las personas que se han infectado ahora estarán inmunizadas, la situación se irá calmando. Lo que no sabemos es si va a ser estacional o no. Por la idiosincrasia del virus, tengo confianza en que con una vacuna se pueda atajar.

-China y Estados Unidos compiten por ser los primeros en encontrar la vacuna. ¿Y los laboratorios modestos?

-Es un balance entre competición y colaboración. Los científicos colaboramos mucho. Si los chinos hubieran querido competir no hubieran sacado y compartido la secuenciación de los virus, y han hecho una labor encomiable en la contención del virus. Entre los científicos se comparte y somos expertos en colaborar. Formamos parte de grandes consorcios, buscamos asociarnos para llegar más lejos. Cada uno trata de sacar su candidato vacunal, si hay grandes farmacéuticas el desarrollo irá más rápido. Se colabora y se compite en partes iguales, la competición es buena.

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