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Jaime lópez fernández | Autónomo (sector sonido e iluminación)

"Enfada ver que la gente duda de todo"

A. M. SERRANO

Jaime López Fernández tiene 46 años, vive en una casa de Villademar (Cudillero), trabaja en el sector de la iluminación y el sonido y asegura que tiene "las preocupaciones lógicas en estos tiempos que vivimos". "Lo que más ansiedad genera es la falta de certidumbres; no saber lo que te puede pasar y si los tuyos seguirán sanos", detalla. Para este autónomo, la salud es lo primero si bien el trabajo no supone una preocupación menor. "Los del sector de los encuentros culturales y de ocio fuimos los primeros en parar y seremos los últimos en volver a la normalidad", destaca.

La falta de respuestas y estrategias para su actividad profesional le causa ansiedad porque el sector ya vivió una situación dura en la crisis de 2008 "y no sabemos si soportará otra más". "Entonces diversifiqué, pero ahora no me queda por dónde tirar y se avecinan tiempos duros. Habrá tener un plan b...", opina.

Estos días ha salido a la calle y dice estar acostumbrado, "aunque resulte muy incómodo con calor", al uso de mascarilla y guantes, si bien le incomodan las críticas de las personas escépticas con este tipo de protecciones, "críticas que no ayudan". "Me enfada salir y ver que la gente duda de todo y de las recomendaciones sanitarias; esa pelea con la gente y la trifulca política resultan agotadoras porque creo que tenemos que estar unidos y ser más responsables que nunca", destaca.

Durante el confinamiento ha reflexionado mucho sobre su vida. "Parece una tontería, pero tanto tiempo en mi casa con mis padres me devolvió a la infancia", cuenta. Durante las semanas en las que no pudo salir del domicilio disfrutó de la lectura y de la música, de las conversaciones con sus padres, de 80 y 90 años, y, sobre todo, del huerto. "Tengo la despensa llena para tiempos de crisis", dice sonriendo mientras muestra orgulloso lechugas, brócolis, lombardas, tomates y otros tipos de hortalizas. "Aquí se da todo, hasta las fresas", confiesa. Ayer mismo, recibía la visita de su hermano, sanitario, quien no pudo acudir a la casa familiar desde la declaración del estado de alarma. "Ellos están agotados", detalla mientras reza por una vacuna o un tratamiento.

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