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Las fiestas de prau, en la cuerda floja

Los organizadores de las grandes romerías asturianas se debaten entre cancelar los eventos como hizo el Sella o apostar por formatos reducidos que permitan seguir manteniendo la cita pese al covid-19

Fiesta del Xiringüelu, en Pravia, el año pasado. Irma Collín

Cuenta Antonio Álvarez, "Tono", presidente de la Cofradía de San Timoteo, que hasta en los años de la Guerra Civil se celebró la tradicional romería valdesana. Ciento diez años de historia ininterrumpida que solo un virus ha osado a alterar. No se atreve Tono a dar la celebración por clausurada, pero como la mayor parte de las grandes fiestas de prau de Asturias, la cita está en el aire a consecuencia de la crisis del covid-19 para dolor de los organizadores que se baten el cobre cada año para disfrute de media Asturias.

La primera en caerse del calendario ha sido el Descenso Internacional del Sella, cuya cancelación fue anunciada esta semana por el comité organizador, generando un gran pesar en la comarca oriental. "Es una decisión que se toma desde la responsabilidad y el compromiso. El Sella es una prueba muy popular, que congrega a una gran multitud de participantes y de público. Preservar la salud de todos, así como colaborar con las autoridades y los profesionales médicos que están peleando día tras día contra el virus, son los principales motivos para la suspensión", aclaraba la organización en un comunicado en el que lamentaba además la suspensión en un año clave. No en vano, la tradicional Fiesta de las Piraguas cumpliría este agosto su noventa aniversario. Los de la fiesta del Sella son los primeros que han dado un paso que aún se resisten a dar el resto de grandes citas asturianas como son (de Occidente a Oriente) la romería de Nuestra Señora de los Remedios o jira de Porcía (en El Franco), la Jira de Navia, la romería valdesana de San Timoteo, el Xiringüelu, de Pravia, el Carmín, de Pola de Siero, o la romería llanisca de Naves.

"Lo primero es la salud y, si este año no se puede, habrá que pensar en el año que viene", admite el presidente de la Cofradía de San Timoteo, quien defiende que para cancelar o no los festejos deben primero tomar la palabra el Principado y el propio Ayuntamiento de Valdés. La directiva que preside tiene ya prácticamente todo listo para la fiesta desde antes de que se decretara el estado de alarma, pero, señala Tono, ahora "está todo en la nevera". Eso sí, están dando vueltas a las posibilidades de organizar actividades alternativas en caso de suspensión. Por ejemplo, el tradicional reparto del bollo en el campo de San Timoteo quieren sacarlo adelante aunque haya que cambiar la ubicación. "Queremos que los cofrades tengan libro de las fiestas, bollo, pastoral y T de pan al menos; lo demás, será más complicado", añade.

Con todo, el valdesano señala que San Timoteo, cuyo día grande es el 22 de agosto, es, más que una romería, un sentimiento: "Los que somos timoteínos de verdad lo vamos a celebrar igual. No va a ser igual, pero si no es en el campo, comeré en la terraza de casa". Añade Tono que están recibiendo estos días muchas llamadas de gente pidiendo que no se celebre la fiesta para no cometer una irresponsabilidad. Lo que sí tiene claro es que "hay que mantener el espíritu timoteíno y para el año que viene, si esto marcha, volveremos como siempre".

Tono no termina de ver claras esas propuestas que se están poniendo sobre la mesa algunos organizadores para intentar celebrar la fiesta con aforo reducido. "O vamos todos, o no va ninguno", sentencia. Sin embargo al este de Valdés, en el vecino concejo de Pravia esa opción se estudia para evitar un año en blanco de la multitudinaria fiesta del Xiringüelu. "Una opción es hacerlo más reducido, para las familias; otra es cambiarla de fecha, pero hay gente a favor y en contra. Hay que reunirse y votarlo", indica el presidente de la Cofradía del Xiringüelu, Adolfo Marcos. En realidad, así nació esta cita praviana, como un festejo familiar, una cita en las que las familias montaban sus casetas para hacer una comilona y disfrutar de una jornada de campo. Ochenta años después es una de las fiestas de prau más grandes y populares de Asturias, con nada menos que 40.000 personas congregadas en el Prau Salcéu en su última edición.

"En las condiciones que se celebraba hasta ahora es muy improbable que se pueda hacer este año", reconoce Marcos, que se da de plazo unos veinte días para tomar una decisión sobre su cancelación definitiva o su transformación en un evento acorde con las normas del covid-19. "Ojalá fuera posible hacerla porque eso significaría que las cosas van muy bien. Si nos dicen que se puede, será una alegría para todos", añade el presidente de la organización, que no pierde la esperanza. No en vano, 2020 sería el año de su 80.º aniversario. "De poder hacerla ya vamos retrasados en los preparativos. A estas alturas ya estaría todo listo y ahora no tenemos nada", añade. Por eso tiene claro que la decisión no se puede demorar mucho más.

"El Xiringüelu nació después de la posguerra como una fiesta de alegría. Algún socio comentaba precisamente que tendría todo el sentido celebrarla porque está en su esencia ser contrapunto de una situación triste, pero aquí contamos con el factor contagio y la responsabilidad de ser un foco de contagio es demasiado", añade el líder de la organización praviana.

En lo que todos coinciden es que una fiesta de prau, como casi cualquier celebración, no tiene sentido con la distancia social. Se podría decir incluso que son conceptos antagónicos. "La fiesta es reencontrarte con muchas personas, hay mucha gente a la que solo veo en el Xiringüelu. Es imposible mantener la distancia", añade Marcos. "Para un praviano ye matador pensar en quedarse sin la fiesta", añade, al tiempo que confirma la inquietud del vecindario, que no para de preguntar qué es lo que va pasar con esta cita cuyo día grande sería el 9 de agosto.

Suspender la fiesta no solo genera pesar entre los vecinos, sino entre el sector hostelero, pues los grandes eventos son polo de atracción de cientos de visitantes. "Para Pravia el Xiringüelu es el fin de semana grande", lamenta el organizador. Coincide con él Marcial González, que este año se estrena como presidente de Sofinavia, la entidad que organiza los festejos de Nuestra Señora de la Barca y San Roque de la capital naviega. "Pensar en la suspensión da pena, más que nada por el sector que está esperando por el verano y que encima está haciendo un gran esfuerzo para adaptarse a las nuevas circunstancias", incide. Sofinavia celebrará en unos días una reunión para decidir qué pasa con las fiestas patronales de agosto, entre las que figura la jira de Navia (se celebra el 17 de ese mes), una de las citas importantes de la comarca occidental. "Decidiremos esta semana, pero creo que debemos ser realistas y coherentes con la situación actual. Lo primero es la salud de la gente", señala.

"Yo de momento no tiro la toalla", sentencia el presidente de la Sociedad de Festejos de Pola de Siero, Jenaro Soto. De esa entidad depende la organización del popular Carmín, una celebración prevista para el 20 de julio y sobre la que estos días se habla largo y tendido. El debate está servido entre los polesos a raíz de que el colectivo planteara celebrar el Carmín en formato reducido. "Una de las opciones es hacer una merienda para socios, para setecientas o mil personas en 67.000 metros cuadrados de terreno, creo que podría ser válido. Otra idea es hacer una merienda en la calle. Hay actividades que queremos mantener, como la semana de cine en el parque, pero de otras, como las verbenas, nos estamos olvidando porque no hay infraestructura ni posibilidades económicas", defiende Soto. Dice que aguanta este año al frente por responsabilidad, pero pide descanso tras veintidós años en la organización de los festejos. "No me parece lógico marchar ahora, hay que acabar la temporada como se pueda", añade, consciente de la patata caliente que supone estar al frente de unas fiestas del tamaño del Carmín en las actuales condiciones sanitarias.

Dice Soto que se dan de margen hasta la primera semana de junio para tomar una decisión definitiva sobre las fiestas de Nuestra Señora del Carmen y el Carmín. Agotarán todas las vías para lograr plantear "algún evento que cumpla con la normativa". Recuerda el poleso que hasta el Carmín de julio de 1936 se celebró y es una cita con más de trescientos años de historia.

A la Sociedad de Festejos de la Pola, entidad que organiza el 75% por ciento de las fiestas de la localidad, la situación actual le ha provocado un problema añadido en lo económico. No en vano, es un colectivo que funciona como una empresa y que tiene estructura fija y patrimonio. El Ayuntamiento ha optado por retirarles la subvención que recibían anualmente (también se la ha suprimido a otras entidades culturales) para destinar esos fondos a plantear medidas para combatir la crisis del covid-19 y eso deja al grupo en una situación "muy crítica". Soto se confiesa "preocupado" y con mucho temor a un embargo.

El organizador del Carmín cree que es posible que el covid-19 provoque cambios en la organización de los festejos y apuesta por formatos en los que se cobre algún tipo de entrada a los asistentes a las fiestas. "Creo que van a cambiar muchas condiciones y términos, no solo por el coronavirus, sino por la aportación y las ayudas que recibimos. El que quiera fiestas va a tener que pagárselas", sentencia, al tiempo que incide en el daño que el botellón hace a los organizadores. "Si la gente trae de casa la bebida y no aportan ninguna cantidad a la celebración ¿de dónde sale el dinero? Yo creo que esto tiene que cambiar", añade. Soto entiende que la gente debe comprometerse más y ser consciente del enorme gasto que genera un evento, pues, añade, ya solo limpiar la finca del Carmín supone un desembolso de casi seis mil euros. Pone sobre la mesa otro debate y es el problema de encontrar a gente comprometida que quiera seguir implicándose con la organización de este tipo de eventos.

Del Centro al Oriente. Una de las romerías más multitudinarias de la comarca oriental es la que se celebra en Naves (Llanes) con motivo de Santa Ana, entre el 25 y el 26 de julio. "Yo no soy nadie para cerrar o abrir", precisa desde la comisión de festejos, Jorge Rodríguez, quien considera que debe ser el Principado primero y el Ayuntamiento después los que determinen si es posible o no celebrar este tipo de festejos. Con todo, considera que, por encima de todo, debe imperar "el sentido común" y la sensatez a la vista de la difícil situación sanitaria que está atravesando el país.

"Me gustaría una fiesta para hacer disfrutar a la gente, pero yo también miro por ellos y por un año de cancelación no nos pasará nada a nadie. El próximo año, el doble", añade el llanisco. Rodríguez coincide con otros de los organizadores consultados en que una fiesta no tiene sentido si hay que mantener el distanciamiento social: "Si voy con mis amigos a tomar una sidra vamos a pasarlo bien. Si tengo que estar alejado de ti y no puedo disfrutar o abrazarte... eso no es una fiesta, es una pantomima", añade. No obstante, en Naves tampoco hay todavía una decisión formal sobre la suspensión de la cita.

La última de las grandes citas asturianas se celebra en la alameda franquina de Porcía cada 8 de septiembre. La romería de Nuestra Señora de los Remedios (Romería dos Remedios, en la zona) o jira de Porcía corre a cargo de la asociación Alameda, que indica que "está preparada" y tiene todo a punto como cualquier año para hacer la fiesta, sin embargo, tiene claro que la actividad debe ajustarse a la situación sanitaria y a la excepcionalidad que se está viviendo en el país. "Os Remedios es una romería de muy alta afluencia y densidad, por lo que entendemos que si en su momento no se dan todas las garantías sanitarias para su celebración, esta organización se inclina hacia su suspensión, al menos en el formato conocido", indican, al tiempo que dejan claro que es la autoridad competente la que debe o no suspender la fiesta y que ellos no quieren asumir el más mínimo riesgo sanitario de manera innecesaria. En este sentido, indican que en caso de suspensión se podrían plantear actividades tradicionales para celebrar la efeméride que no comporten riesgo sanitario y siempre que reciban la autorización pertinente para ello.

Eso sí, la asociación Alameda deja clara su "voluntad decidida" de continuar realizando esta romería y que no se pierda una tradición de siglos en el concejo de El Franco. No en vano, la capilla en honor de la Virgen de los Remedios se construyó en 1612 y se cree que es posible que antes existiese ya algún tipo de celebración festiva. "Se hará lo adecuado para que en el futuro más inmediato pueda volver a celebrarse en condiciones de seguridad sanitaria", añaden los franquinos. Resumen así el sentir de la mayor parte de los organizadores de romerías que confían en que, si finalmente deben suspenderse, sea solo un año en blanco, un grano de arena en una larga historia de décadas que debe continuar.

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