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Árboles que nos impiden ver el bosque

Sobre las elecciones y la participación de los vecinos

Los españoles, de esta, vamos a terminar hasta el gorro de políticos y políticas. Hemos empezado el año con las elecciones andaluzas, han pasado las municipales y autonómicas y, apenas terminadas, nos preparamos para las generales y es muy posible que, por el medio, nos faciliten el aperitivo de las catalanas.

La verdad es que tras una dictadura, que muchas de las actuales generaciones ya no han conocido, es como si se sintieran cansados de la -en los años setenta - tan ansiada "democracia". Quizás nos hayan saturado con unos discursos "mitineros" repetitivos, unas caras inmovilistas y unas mutuas acusaciones de corruptelas que por otra parte, nadie ha visto que acabaran en dimisiones, rectificaciones o expulsiones.

Nuestra llegada a la democracia nos ha coincidido, casi, con la entrada en la Comunidad Europea. Yo he tenido la oportunidad de vivir, en los años setenta, a través de la embajada en Estrasburgo, los pasos previos para nuestro ingreso en el Consejo de Europa, muy bien gestionado por el embajador José Luis Messia y la espléndida mesa -muy popular en Estrasburgo- a cargo del personal de embajada, unos ibienses o naturales de Ibias y allandeses: Anita y Alicia, en la cocina y el servicio, y José y Manolo, en la recepción y chofer, unos asturianos, que, en la sombra, jugaron un importante papel para que, un día, de 1977, Marcelino Oreja, como Ministro de Asuntos Exteriores, firmara el acta de adhesión con el secretario general del Consejo, George Kahn-Akermann. Todo esto es anecdótico, pero lo que sí debemos tener en cuenta es que a partir de este momento fuimos directos a la incorporación en la Comunidad Europea con profundo carácter democrático y aceptadas todas las condiciones de derechos humanos.

Europa nos llenó de ilusiones y de subvenciones; esto, que en principio parecía bueno, ahora resulta que nos ha llevado, en plena crisis, a una situación difícil de solventar. Las entidades gubernamentales, las autonómicas y las municipales se han dedicado a complacer a su clientela, premiándolos y agasajándolos con fondos europeos y con cargos de despacho, disfrazados de creación de puestos de trabajo para buenas estadísticas, "engordando" exageradamente la administración y no logrando una reconversión, para lo cual nos mandaban los fondos a cambio del cierre de las minas. Ahora nos encontramos, compuestos y sin novia, o lo que es igual, sin minas y sin dinero.

Pero da gusto escuchar a esos políticos que durante cuatro años o mas, lo único que han hecho es "afianzar" el voto, utilizando algunos ayuntamientos como una empresa de empleo privada; este es el bienestar de hoy y que día tras día nos va creando la decadencia de mañana. ¿Vamos a poder vivir del turismo y de la administración?, ¿quién va a pagar los impuestos para mantener las pensiones, la sanidad, la educación y en general el estado de bienestar ? Pero ¡ ande yo caliente, ríase la gente !

Tineo es una de esos muchos municipios que, teniéndolo todo, ha vistos estos últimos años como se ha reducido drásticamente su población, quedando, mayoritariamente, en todo el territorio, la mas envejecida, lo que significa que cada vez se genera menos riqueza y que el esfuerzo del contribuyente ya no es suficiente para mantener las necesidades básicas; así cada día los servicios de asistencia son mas precarios, al igual que lo son las asistencias a la conservación de carreteras, sendas y conservación en general del entorno y el mobiliario, por otra parte, muy necesario para un pueblo que ha apostado, en gran parte por el turismo.

Navelgas, concretamente, tiene a dos meses vista, el Campeonato Mundial de Bateo de Oro, es el tercer gran Campeonato de que disfrutamos, tras varios nacionales, otro mundial y un europeo; además podemos sumarle todos los eventos anuales y el Premio a Pueblo Ejemplar, pero corremos el riesgo de que este Campeonato Mundial se nos quede en un mero festejo de una semana y tras ello, a vegetar, porque el "maná" se ha acabado sin haber generado una dinámica para la comarca, al igual que ha pasado con la reconversión. Habíamos confiado en que se hiciese una obra complementaria de vestuarios y duchas para poder utilizar, en competiciones nacionales y regionales el polideportivo, inaugurado hace once años, pero la administración municipal, que ha gastado millones de euros en estructuras inútiles, parece que no puede complementar ésta, al igual que tiene abandonada la Escuela Hogar, de vital importancia, como residencia para eventos. ¿Qué diría ahora el benefactor Ignacio González, si viese el abandono de la donación del producto de su vida ? ¿Y a quién le importa? Y no digamos de carreteras o Ciudad del Motor, que tanto nos habían prometido.

Ahora se ha votado. Si los que llevan doce años no han resuelto los problemas, ahora sin fondos, quién los va a resolver.

En las pequeñas comarcas todos nos conocemos, por lo tanto sabemos la necesidad de que se mantenga el dinero público para que podamos seguir subsistiendo. El ayuntamiento es la mayor empresa del municipio en creación de empleo, si ésta falla, nos podemos ir al garete.

Los árboles nos impiden ver el bosque, por lo tanto metamos la cabeza bajo el ala y la basura bajo la alfombra. Votemos lo que votemos; no hay milagros. Solamente para aquellos que obtengan el acta.

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