Hace años que el Gobierno del Principado de Asturias viene argumentando la necesidad de utilizar los faros de nuestra costa como emplazamientos hoteleros. Durante la celebración de la Feria de Muestras de Asturias de 2013, el director general de Infraestructuras, el luarqués Juan Pereiro, anunció el gran potencial de los puertos marineros de nuestra región como un valor añadido para fomentar los objetivos turísticos. A día de hoy, no hemos visto resultado alguno.

Del conjunto de los 15 faros asturianos, ninguno con tantas posibilidades aprovechables como el de Tapia de Casariego, inaugurado en 1859 y practicado desde 1992 con las nuevas tecnologías, es decir, sin necesitar la presencia de técnico alguno para su funcionamiento. Su ubicación en el corazón del mismo muelle tapiego, lo que equivale a decir en el centro de la villa, realza su valor. El promontorio de su isla, con un perfecto acceso, le regala además una situación de vigía sobre el mar y le añade el lujo impagable de unas espléndidas vistas tanto de la costa gallega, hasta Burela, como de la asturiana. Es nuestro mejor anfiteatro natural.

Así pues, hay que pasar de las musas al teatro, es decir, hay que sumar alicientes a la escasa temporalidad de nuestro calendario turístico tapiego, y el Faro Isla de Tapia debe ser, con sus 225 metros cuadrados disponibles, el hotel que marque la diferencia en nuestra villa. Pero si además le sumamos la opción del Campo de Golf Cierro Grande, la oferta se agiganta todo el año. El practicante golfista no exige, necesariamente, sol mediterráneo para su actividad deportiva. Es más, una buena gestión de grupo entre el conjunto de faros asturianos habilitados para idéntico uso hotelero podría llevarnos a una "Ruta de faros" para encandilar. Una pareja de famosos invitados para inaugurar el Faro de Tapia, y la consecuente repercusión mediática, podría ser la mejor estrategia publicitaria para nuestra villa. Si además sumamos la posibilidad de instalar unos pantalanes en el muelle del Rocín, las opciones de recuperar algunas "divisas" amarradas en Ribadeo se recuperan. ¡Ea pues!

El resto ya está sobre la mesa. Es decir, un gran paisaje, tanto el que se disfruta desde la costa como el del interior; una gastronomía de primera división y una hostelería que en los últimos años viene haciendo grandes esfuerzos por seguir al día, aunque convendrá, no obstante, no bajar la guardia y seguir avanzando. El lema turístico se nos pone en bandeja: "Espérame en el faro, corazón".