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A José Roberto

Nunca un chaval de 18 años debería morirse, pero menos cuando lo hace practicando lo que más le gusta, en este caso el fútbol. No conocía a José Roberto Ovalle, pero al igual que casi todo el Occidente estaba pendiente de su evolución, desde que se conoció el accidente que sufrió al chocar con un muro de hormigón en el campo de El Pardo. Cuando me enteré de su muerte, y supongo que como todos los que sabían de su delicado estado, durante unos segundos me quedé pensando en que no somos nada.

Sólo espero que la familia de José Roberto Ovalle sea capaz de lograr vivir con este duelo, porque de nada sirve decirles que lo superen. Las muertes dramáticas nunca se superan, pero sí que dejan de ahogar. Tiempo y ánimo, familia. Mucho ánimo.

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