La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Psicóloga y logopeda

El tiempo

El hombre es el ser de la finitud, consciente de que su vivir es un tránsito entre el nacimiento y la muerte

El hombre es el único ser consciente de estar instalado en el tiempo. Esta conciencia emana de su dimensión dramática. Y es dramática la existencia del hombre, porque es un ser esencialmente imperfecto, una realidad inacabada, inconclusa; de ahí que la vida para el hombre sea el problema radical al que ha de dar solución. Viviendo, el hombre da realidad a lo pendiente de ser, porque todavía no es, sabedor como Sísifo de cumplir con una tarea sin fin. En la medida que, viviendo, el hombre se va haciendo a sí mismo, se va -por así decir--creando, es su vida temporal, una secuencia incesante de quehaceres, de estar ocupado en su vida. Es, por consiguiente, este ir haciéndose el hombre, este ir haciendo su existencia, este ir inventándose, lo que llamamos vivir.

Es el hombre el ser de la finitud, consciente que su vivir es un tránsito entre el nacimiento y la muerte, sabedor de que está instalado en el tiempo, como ser que dura. En este durar, al hombre le es dado traer al recuerdo, en una imagen pálida, lo que ya ha sido; también, en este durar, al reparar en qué sea su vida en el instante siguiente, el futuro se le presenta siempre incierto.

En este durar, la vida es como agua entre los dedos. Lo vivido, en cuanto ya sido, ha dejado de ser, para convertirse en imagen evocada que, en ocasiones, se resiste a acudir a la llamada de la memoria; lo porvenir, en cuanto aún no ha llegado a ser, es irreal, solo imaginado, anhelado a veces, temido en otras, pero, a la postre, irreal, pura idealidad por imaginado; y el presente, ese momento tan efímero, no es, por cuanto, al llegar a ser, adquiere la naturaleza de "lo ya ha sido".

En este vivir, en este ir realizándose, la vida se enriquece, con todo lo que acontece en ella. Ese yo, el que se ha sido en el pasado, en cuanto que pasado se hace presente y condiciona el ahora del yo actual, "abriendo ciertas posibilidades y cerrando otras". En cambio, el yo actual, el "yo actuante", el que ejecuta cada momento del vivir, es puro presente. En este continuo presente, el "yo actuante" se manifiesta proyectado hacia el futuro; es, por consiguiente, un "yo futurizo". Es este yo actuante y futurizo el que se lamenta de la "falta de tiempo", cuando la carrera de las agujas del reloj no dan tregua; pero, al mismo tiempo, el yo del presente, cuando cesa como "yo actuante", como "yo futurizo", sucumbe al tedio, al hastío existencial.

En su medición han intervenido las secuencias "noche-día" y "vigilia-sueño", que permiten concebir el hoy como secuencia del ayer y, a su vez, como el antes del próximo despertar o del mañana. La constancia en los ciclos estacionales permite una percepción del tiempo en una unidad más amplia, el año solar. Estas mediciones del tiempo permiten al individuo estructurar su vida por etapas, por edades. Cada día, la asunción del drama de la existencia ("trabajarás la tierra? y ganarás el pan con el sudor de tu frente"), permite la representación de "siempre lo mismo". El deseo de escapar a la rueda de "siempre lo mismo", y el anhelo del mañana diferente al hoy, da entrada a otro modo de vivir el tiempo, la esperanza; pero, también, la desesperanza, cuando se tiene la certeza de que del absurdo o sin sentido del vivir no se va a poder salir.

La edad es la forma de estar instalado el hombre en el tiempo. Al hablar de la edad personal nos referimos a "la altura de la vida" en la que nos encontramos, esto es, la edad que se tiene. Indica en qué orden de posibilidades se encuentra situado el individuo, bien aquellas que no está en condiciones de realizar por no alcanzada la edad apropiada, bien aquellas que le indica que ahora es el momento de llevar a cabo determinados proyectos, bien que hay algunas que ya no está en condiciones por haberse pasado el tiempo. Finalmente, ya viejo, es sabedor de lo fatal, definitivo: "no hay otra edad ulterior".

Compartir el artículo

stats