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Salas, otra legislatura perdida

Sobre la situación de un concejo que difícilmente aguantará otros cuatro años sin un proyecto

Toca a su fin el segundo mandato de Foro Asturias y Sergio Hidalgo en el Ayuntamiento de Salas. Ocho años de parálisis, ocho años perdidos para nuestro concejo.

Aceptemos pulpo como animal de compañía y en un alarde de buena voluntad vamos a creer que la primera legislatura fue de toma de contacto con la realidad municipal y que la falta de mayoría impidió sacar adelante las iniciativas municipales.

Pero, ¿y la segunda? Porque con una mayoría más que suficiente, queda patente que la falta era más de iniciativas que de mayorías, y la excusa de poner el Ayuntamiento en orden no da para ocho años.

De todos los problemas que se intuían hace cuatro años en nuestro concejo, sobre ninguno se ha actuado en manera alguna.

Hace cuatro años ya teníamos un problema de despoblación; hoy estamos en el límite de los 5.000 habitantes y ni una sola medida, aunque sea equivocada, se ha planteado para revertir esta situación.

Hace cuatro años, los socialistas ya proponíamos la implantación de un módulo en el IES Arzobispo Valdés-Salas para garantizar su continuidad. Cuatro años después nada se ha hecho y de poco servirán las lamentaciones si en pocos años el Bachiller ya no se imparte en nuestro concejo.

Hace cuatro años ya existía una polémica con la subasta del Campanu de Asturias en Cornellana. Hoy la celebración de esa subasta depende de una especie de lotería para ver dónde sale el añorado pez. Mientras, nos conformamos con haber ganado una batalla de una guerra de precios que, objetivamente, sabemos que no podemos ganar.

Hace cuatro años, muchas carreteras de titularidad municipal ya estaban muy deterioradas; hoy son la mayoría y su estado es tercermundista. El presupuesto en inversiones es cero, sobre un presupuesto de más de cinco millones de euros anuales.

Hace cuatro años (y más) que no se utiliza ni un solo metro cuadrado de suelo industrial en el concejo de Salas.

Desde comienzos de 2012 duerme en algún cajón la autorización para construir una planta de biomasa en La Espina y nada sabemos de ella. Hace cuatro años ya se había desechado el proyecto de vivienda joven en el Prau Faces, esa finca que debería ser la joya de nuestro municipio y que hoy, más que una riqueza, parece una pesada carga para nuestro concejo, abandonada y desaprovechada.

Cuando se pone todo esto sobre la mesa, cuando la realidad queda al descubierto, la respuesta es esconder la incapacidad tras el mantra de la deuda heredada. Pero, ¿qué medidas se han adoptado para aliviar esa deuda? Muy al contrario, se pagan cada año miles de euros en intereses de demora por no pagar a los bancos en tiempo y forma (25.000 en 2018). Se perdonan a las empresas eólicas 40.000 euros de ingresos en esta legislatura, sin beneficio alguno a cambio.

Si miramos a nuestro alrededor, la mayoría de los concejos están adoptando medidas de ahorro energético en el alumbrado público que suponen cientos de miles de euros de ahorro cada año. En concejos afectados por planes de ajuste se renegocian las deudas para desahogar la economía municipal. Nada de eso hemos visto que haga nuestro Ayuntamiento.

Afortunadamente, nuestro concejo tiene instrumentos para revertir esta situación, pero el margen es poco y difícilmente aguantará otros cuatro años en caída libre. Disponemos de suelo industrial, de suelo urbano, de un PGOU para desarrollar esos terrenos, de ingresos atípicos, de una situación geográfica privilegiada, de potencial humano...

Pero todos esos instrumentos ya existían hace cuatro años, y hace ocho también, y no solo no se han utilizado, sino que, en muchos casos, se han hasta despreciado.

El diagnóstico es claro, pero ya hemos comprobado que ni las medicinas alternativas ni los curanderos milagrosos arreglan nada, y mucho menos lo harán algunos chamanes que aparecen en el horizonte a extrema derecha. Es ya hora de aplicar un tratamiento realista y eficaz. Es imprescindible saber aprovechar esos potenciales, alejarse del victimismo actual que solo transmite pesimismo y negatividad, y juntos trazar un línea a seguir en los próximos años para definir el concejo en el que queremos vivir y, sobre todo, el que queremos transmitir a las próximas generaciones. Urge, en definitiva, un plan, un proyecto de municipio. Y me van a perdonar, pero el del actual equipo de gobierno, ni se conoce, ni se intuye. Simplemente, no lo tiene.

De eso, nada más y nada menos, van las próximas elecciones municipales, y los salenses tienen que elegir entre más de lo mismo o un #SalasConFuturo.

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