"El Barbero de Granada", personaje de los "Cuentos de la Alhambra (W. Irving), es ejemplo de varón "correvedile", varón de "lengua fácil". Tres consideraciones acerca del siniestro personaje: moral, una; socio-familiar, la segunda, y la propiamente psicológica:

Desde una consideración moral, la conducta del "barbero" pone de manifiesto la "mala fe" de su obrar. De modo intencionado, convierte cada uno de los espacios que frecuenta en mentidero. Aquí, con candor y erigido en juez moral, se dirige a su auditorio, sabedor que no hay mayor daño que el de proyectar sombras sobre la honorabilidad, valía moral y personal de su víctima. Como tarántula moral teje una urdimbre de infundios a su víctima y, así, la convierte "en pasto de murmuraciones, cebo de calumnias, imán de censuras, presa de lenguas y blanco de ataques contra su honor".

La segunda consideración lleva inevitablemente a la atmósfera familiar. No se nace con la condición de "correvedile"; sencillamente, se hace. Se trata de un hábito adquirido, mediante aprendizaje vicario. Cierto que, como cualquier otro hábito, deben darse ciertas condiciones psicológicas, como son las carencias psico-afectivas, que disponen al individuo para su asimilación. En razón de la forja psíquica, se explica el que en unos individuos se dé una marcada disposición a adquirir este hábito moral y social y, en cambio, en otros no.

Dadas estas condiciones psíquicas, pilares de la personalidad del individuo, la influencia educativo-moral de la madre y del padre hace el resto. "El Barbero de Granada", ciertamente, es un personaje de la ficción literaria, del que el autor nada dice acerca de si pretende ser el retrato fiel de un personaje real y conocido por él o, por el contrario, es un modelo tomado de la tradición popular, al que él le da acogida en el tintero de la creación literaria. Independientemente de la condición de personaje real o de ficción, el "correvedile" lo es al haber internalizado bien la figura materna, bien la paterna, bien ambas, para acabar asimilando -por identificación- las pautas propias del "correvedile", sean éstas las habituales en mamá, sean en papá, pero, a la postre, perteneciente a la atmósfera familiar. De ahí que, ya a muy temprana edad, se pueda oír a un joven tener en su "lengua fácil" a los camaradas de estudio, de juego, y, con el transcurrir del tiempo, amplíe su abanico de víctimas, a quienes ensombrecerá, proyectando en éstas los propios fantasmas que anidan en lo más sombrío de su alma.

Desde la consideración psicológica, si bien se ha hecho mención a la "internalización" e "identificación" con la mamá de "lengua fácil" o con el papá, habría que ir a las condiciones psicológicas subyacentes a esta "internalización". Se trata de un mecanismo de defensa frente a "ideas y afectos dolorosos e insoportables", relacionados con "humillaciones" sufridas en la niñez y dentro del ámbito familiar, y que han dejado huella imborrable en la más tierna infancia. En estos individuos, el rasgo de personalidad más relevante es la envidia y celos por todo y de todos, rasgo que se oculta tras rostros de bondad, generosidad, abnegación y, sobre todo, victimismo; rasgos que, a la postre, le sirven para orientar conciencias y dirigir voluntades. En fin, desde la consideración de la psicología de la motivación, el alma del personaje de W. Irving, el del "correvedile" Barbero de Granada, "flota en un océano de insatisfacción sexo-afectiva, cuyas simas se hunden en un sombrío pasado infantil".