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La ventana

Ese es mi banco

Nostalgia del trato educado y cortés de antaño

Hace algunos años, no tantos, al recorrer una calle de cualquier localidad imaginable te encontrabas con una zapatería, un bar, un banco; en la otra acera una peluquería, un bar, un banco, y así sucesivamente. Hoy en esa misma calle la zapatería cerró y también uno de los bares, los bancos se fusionaron en uno. Muchos pequeños negocios tuvieron que echar el cierre por su escasa rentabilidad, por el contrario los bancos jamás fracasan, se asocian, se fusiona, o se compran unos a los otros.

Antes en tu banco o caja recibías un trato educado, cortés y sincero, te asesoraban sobre lo más conveniente cuando así lo solicitabas. El cliente se sentía importante y era una pieza más de la institución.

Hoy las cosas son muy distintas. Tu banco de toda la vida ya no lo conoces. No se puede entender que un negocio, del tipo que sea, maltrate a sus clientes, pues las entidades bancarias lo hacen.

Entrar en una oficina bancaria da pavor, te sientes enano, parece que vas a solicitar una prestación social, sientes que tu dinero no te pertenece. Primero se dispusieron los cajeros automáticos, que no fueron como se dijo para favorecer a los clientes sino para aligerar empleados, ahora ya existen municipios enteros sin un banco en su territorio, terminará por imponerse la banca on-line y el que no esté de acuerdo que se ponga.

Obsérvese esta escena: un señor de unos setenta años se acerca a la oficina de su caja de toda la vida, se vio obligado a madrugar para coger el coche de línea. Su hijo, muy atareado en las labores del campo, le pidió que fuese a pagar la renta de unas fincas que lleva arrendadas. El señor lleva el dinero justo y el número de cuenta donde hacer el ingreso, espera su turno, cuando al fin alcanza el mostrador saluda a la chica que le va a atender, la empleada no responde, ni levanta la vista del teclado, al fin es atendido y le dicen que ese día y a esa hora la caja está cerrada. El viaje fue inútil y la operación quedó sin hacer, deberá explicárselo a su hijo.

Si un día un banco decide volver a los modos y maneras antiguos seguro que ganaría muchos clientes, ese será mi banco, pero ese a lo mejor no interesa.

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