No es de música coral de lo que me propongo escribir, un arte muy bien practicado en todos los pueblos del Occidente. Toca participar, y aunque a algunos les pueda dar pereza, hay que cantar el concierto todos juntos desde la primera nota. Sólo de este modo podremos ser sujetos agentes de la acción democrática.

Es verdad que unos cuantos ya se cansaron, por más que hasta hace poco reclamaban partituras y un director de categoría. Es posible, habrá que recordarlo también, que dicho cansancio se haya dado por la exagerada desafinación de algunos artistas y de actuaciones muy desajustadas. Toca cantar el concierto, reitero, y que nadie aduzca la simpleza de la monodía. Ahora, como jamás se ha dado en nuestra democracia, el abecedario casi al completo se muestra en la partitura que todos debemos cantar. El programa no puede ser más variado; desde las tonalidades más agudas hasta las más graves, nadie podrá justificar la indiferencia, o que no alcanza el tono; nadie, que alguno de los directores se ha olvidado de la partitura, ni que sus canciones todavía no se han llevado al pentagrama.

La interactuación que ahora los artistas modernos tanto reclaman en sus exhibiciones públicas se nos pone en bandeja, hay que elegir. ¿Y nada más? No, habrá que estar atentos también hasta el último acorde. Mejor dicho, más que nunca nos tocará comprobar nota a nota, compás a compás, que nadie desafina, que no aparecen más alteraciones que los bemoles o sostenidos que los propios autores han escrito en su obra.

Que nadie pretenda hacer de solista sin serlo, ni mucho menos cantar más alto que el compañero. La polifonía, también la polifonía política, necesita empaste, y para ello nada como guardar el programa de mano y seguirlo paso a paso. Si hay que aplaudir, nada importará quiénes sean los artistas, que salgan al escenario de nuevo y que nuestros aplausos les obliguen a cuantos más bises mejor. Si al final todos salimos felices, no cabrá el arrepentimiento por haber venido, y quedaremos emplazados para la próxima vez. ¡Que empiece la música!