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El mofu

Estas Navidades ya prohíben recoger musgo en los montes para adornar el belén

Inmersos ya en las Navidades puede ocurrir que el aviso que aquí se pretende dar, con carácter de urgencia porque la cosa va de fuertes sanciones, no llegue a tiempo a nuestros deshabitados y abandonados pueblos. Según ha legislado quien lo puede hacer, queda totalmente prohibido recoger ese puñadín de mofu que se venía utilizando desde el nacimiento del Niño Jesús hasta nuestros días para simular el tapín del belén casero.

Uno ya va perdiendo la cuenta de las prohibiciones que han llegado en los últimos tiempos a nuestra aldea perdida. A saber: recoger manzanilla, tener más de seis gallinas porque siete ya son una granja, ir a por piñas a un monte público, sulfatar sebes para que sequen los escayos, pescar truchas a mano, mover un regodón del río o retirar un árbol arrancado por una riada, reconstruir un banzao, comprar babosín para los caracoles si no tienes carné que te autorice (si lo tienes y pagas, ya no hay problema), ponerles polvos a los cuervos para que no te arranquen el maíz cuando está naciendo, fumar un pitu en el bar del pueblo, estresar al burro cuando sallas las fabas, poner pincho a la guiada de azuzar la yunta y?¡me pierdo!

Más. Mucho más.

En lo del mofu, las sanciones son mayores que el sueldo mensual de un mileurista con extra navideña incluida. O sea que por montar el belén con una cestadina de musgo te pueden dejar sin turrón y todo lo demás. Y es que, según el legislador, el mofu es fundamental en el medio ambiente. ¿Cómo viviríamos en los pueblos sin el mofu?. Claro que hay que tener en cuenta que en cada aldea se pueden montar un par de belenes (los mayores ya no estamos para esas tareas), y con dos puñadinos de mofu ya es suficiente. Lo que quede en el monte, hectáreas de terreno de matorral, ya quemará cuando llegue el verano. Arde como la yesca. Y pensar que en los pueblos lo único que pedimos es que nos dejen como estamos. Que no legislen más. Ya somos mayores y sabemos lo que hacer para sobrevivir. Desde el mundo de la moqueta nos imponen una ley sobre el mofu.

¡Manda carayu!

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