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París bien vale un tapiego

El joven Arturo Méndez Obegero triunfa como diseñador de moda en la capital francesa

De niño participó como monaguillo de la Iglesia de San Esteban, en su localidad natal de Tapia de Casariego, en donde descubrió un gran interés por la puesta en escena alrededor de la Santa Misa, el vestuario y el colorido correspondiente a esta celebración. Sin embargo fue una tía suya la que un buen día le regaló una revista de moda, a partir de la cual este joven se enganchó a lo que sería su apuesta de formación. Primero, graduándose en la Escuela Superior de Moda y Diseño Goymar, en La Coruña, donde muy pronto decidió ensanchar fronteras, y trasladarse a la Saint Martins, de Londres. Creador de su propio estilo, no duda en hacer grande su procedencia asturiana, y su agradecimiento familiar. "Palmira", el nombre de su abuela materna, es la divisa con la que este joven tapiego, con mitad de sangre carbayona, ha bautizado a una de sus primeras colecciones de moda.

Hasta aquí, no estaríamos refiriéndonos más que, a uno de tantos miles de jóvenes españoles que, con una excelente preparación se ve en la necesidad de demostrar una gran capacidad de desarrollo profesional lejos de su tierra, en la cual, no encuentra el acomodo merecido, ni mucho menos la opción de seguir creciendo con la velocidad que su valiente apuesta requiere. Algunos cantantes de moda, así como la prestigiosa marca internacional Yves Saint Laurent, ya han llamado a la puerta del apartamento parisino del tapiego Arturo Méndez Obegero, quien de momento acaba de decidirse por otra firma que, a su juicio, merece no menos crédito internacional y que, además, le da pie a seguir elaborando sus propias creaciones.

Acérrimo seguidor del gran Balenciaga, se debate entre su querencia por las formas que destila el aire flamenco, y la sobriedad del color negro que le imprime el seguimiento del arte de la danza, tan acorde con su cuerpo espigado. "Academia", es el nombre con el que en los próximos días verá desfilar sus creaciones en las mejores pasarelas de París. Para este joven asturiano, ya no cabe seguir soñando, tan sólo cosechar de sus propias manos, las formas con las que va camino de hacerse un universal creador de moda.

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