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Mascarillas para las vacas

La normativa para celebrar ferias es tan exigente que ya hay renuncias

En mi pueblo de Mallecina de Salas iba a celebrarse el último sábado de este mes de junio la histórica, tradicional, variopinta y buena feria de San Pedro. Pero la comisión organizadora ha decidido que este año no habrá concentración ganadera de San Pedrón en la carbayera de Carceda. Se acaban de reunir con el alcalde de Salas, Sergio Hidalgo , ya que hay subvención municipal para premios, leyeron la normativa que acaba de hacer oficial la Consejería de Medio Rural y en cuestión de minutos llegaron a la conclusión de que no hay feligrés que pueda poner en práctica las medidas de seguridad exigidas. Y es una feria que no se suspendió nunca, ni durante la guerra incivil aquella. Me dejaron esa normativa, intenté leerla en toda su extensión y al tercer folio de diminuta letra me di por vencido. Y quedaban varias páginas más. Viene a resumirse todo ello en que las vacas deberán tener mascarilla. Solo intervendrá en el trato el comprador y el vendedor, que habrán de estar debidamente registrados, con mascarilla también, si bien no concreta si pueden ir a tomar la robla guardando la distancia correspondiente entre ambos. En los tratos suele intervenir un hombre bueno, amigo de quien vende y de quien compra, que intenta acercar posturas enlazando las manos de ambos pero eso este año no podrá hacerse. Cuestión de distancia social que se llama ahora. Sin la emoción del trato y cerrado éste tomar la robla, a la que se apuntan amigos de ambas partes, eso no es una feria. Y es que el "sutripón" de manos se conceptúa como una escritura notarial. Todo queda eliminado en la normativa.

Las ferias actualmente se sostienen por dos motivos esenciales: asistencia de ganado y afluencia de público. El primero sin el segundo no tiene sentido. En las ferias hay, además de vacas y amigos del campo y la ganadería, un colorido muy especial configurado por los tenderetes de ropa, de calzado, de artesanía más o menos local, de las llamadas tiendas del aire en la que se comercian ajos, estiles, garabatos y toda suerte de aperos propios de la casería. Una feria es mucho más que unas vacas y unos xatinos que dormitan cerca de la ubre de su madre. Y además las vacas con mascarilla estarían muy feas. Y no podrían rumiar.

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