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Un padre en medio de una revolución

La exposición en Llanes de las fotos del Mayo francés que hizo el fotoperiodista Jean-Jacques Lévy

En el instante en el que Jean-Jacques Lévy (Ensisheim, 1921-Colmar, 2010), fotoperiodista alsaciano de la agencia Associated Press, recibía la orden de permanecer en París, por exigencias de la agitada actualidad que empezaba a vivir la capital francesa en aquel mes de mayo de 1968, su hija Ninon, de quince años de edad, era elegida delegada en representación de las dos mil alumnas del liceo femenino Jules Ferry, ubicado en la plaza de Cluchy.

La familia Lévy (Jean-Jacques, su esposa, Clarisse Hellman, y los dos hijos, Ninon y Pierre), judíos asimilados desde varias generaciones atrás, vivían en la Rue d' Amsterdam, en el distrito IX, y ya tenían en mente las vacaciones estivales en Llanes, donde veraneaban y se "calumbaban" desde 1956.

Cuando le llegó el aviso de AP, Lévy, con su inseparable cámara "Speed Graphic", siempre preparada, y su acreditación de prensa en la mochila, estaba a punto de coger un avión con destino a cualquier rincón del planeta, catapultado a la caza de imágenes. Era su rutina. Pero esa vez la noticia que le encargaron cubrir se estaba produciendo a escasas manzanas de su casa.

Entraban en danza, pues, un padre, por un lado, y una hija, por el otro, en derredor de unos disturbios estudiantiles en el Barrio Latino que presentaban visos de terremoto.

En la adolescencia de Ninon estaba creciendo una conciencia política y activista, estimulada precozmente frente a la anticuada Francia de De Gaulle. Ella y todas las muchachas de su instituto respiraban una moral paternalista y encorsetada de la que se derivaban prohibiciones tan pintorescas como la de maquillarse o ponerse pantalones.

En el transcurrir de aquellos graves incidentes, mientras tanto, Jean-Jacques Lévy corría ligero, de aquí para allí, tomando instantáneas de las barricadas, de las cargas impetuosas de los gendarmes y del lanzamiento de piedras contra el sistema burgués. Uno de aquellos adoquines le lesionaría en una rodilla. Al movimiento de los estudiantes se sumarían los obreros, los sindicatos y el Partido Comunista (PCF), y ello dio lugar a la mayor huelga general de la historia de Francia, secundada por más de 9 millones de trabajadores que, sin embargo, no acabarían de identificarse del todo con los anhelos universitarios. El gobierno de De Gaulle estaba contra las cuerdas, ciertamente, pero reaccionó. Por sorpresa, el general anunció a través de la televisión elecciones anticipadas, que tendrían lugar a finales del mes de junio, y ahí empezó a desinflarse todo. Los comicios fortalecieron a los gaullistas, y una especie de contrarrevolución sucedió a la revolución. Testigos de los hechos serían aquel padre y aquella hija: un corresponsal de guerra acostumbrado a jugarse el pellejo y una quinceañera contestataria, en medio del mismo huracán, pero por distintas razones.

Durante los casi cuarenta años que trabajó para Associated Press, Lévy (que adoptaría como sello fotográfico personal el dibujo de un gallo, el animal que, según el horóscopo chino, correspondía a su signo zodiacal) vería publicadas sus fotos en periódicos y revistas de todo el mundo. Su mirada sobre el Mayo del 68 ha dado pie ahora a una exposición organizada en Llanes para conmemorar el 50º aniversario de la revuelta de los estudiantes. Junto a paneles ilustrados que resumen el desarrollo de la insurrección, la muestra presenta fotografías cargadas de elocuencia, publicaciones de la época, hojas volanderas con consignas para la lucha, objetos personales del reportero gráfico (su "Speed Graphic" es el elemento central) y adoquines recogidos por el propio Lévy en el bulevar de Saint Michel después de la batalla.

http://higiniodelriollanes.blogspot.com.es

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