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Con sabor a guindas

La piedra de la oración

Allí donde Llovio quiere recuperar su historia

Llovio es un lugar cercano a Ribadesella. Desde siempre, y hoy más con su amplia glorieta, fue paso obligado de vehículos y ferrocarril para muy diversas rutas. Vive a los pies de la sierra del Cuera y mira a las maravillosas vistas de la vega del Sella.

El pequeño núcleo tiene su pasado y hoy sus vecinos buscan la forma de recuperarlo. Fue hace siglos encuentro de peregrinos en el Camino de Santiago. Los que llegaban de Cantabria tenían dos opciones: aquellos que venían en caballerías y carruajes hacían parada en el Monasterio de San Martín de Collera, seguían a Llovio, hacían su rezo en la Piedra de la Oración, vadeaban el Sella, subían a Santa María de Junco y San Salvador de Moru. Los que lo hacían a pie iban a Ribadesella para pasar el río en barca.

Pasan los años y la capital del concejo pone en marcha su puente de madera y esta comunicación deja en el sueño del olvido la ruta a Llovio. El pueblo mira hoy al pasado y quiere despertar la tradición y dos activas vecinas Vidalina Pampliega y Liliana Traviesa ponen entusiasmo para que el eco de la voz de la historia se vuelva a recuperar.

Solicitan mi ayuda y me visitan para informarme con detalle de sus deseos. Observo la emoción de sus palabras llenas de sentimientos. Ellas quieren luchar, con la idea de que el pueblo se una a su pensar, y hacer de esa olvidada Piedra de la Oración una nueva realidad.

Conocido es que en la distancia de los siglos esta ruta era la única posible y al igual que a la inversa la hizo el emperador Carlos para visitar Ribadesella tras su desembarco en Tazones. También lo harían otros ilustres personajes, altas jerarquías de la Iglesia, que camino del Monasterio de San Martín cumplían sus promesas.

Así es la historia que el recuerdo nos brinda que en ocasiones se aleja y se acerca y en otras se pierde. Son esos giros de la vida que entran dentro de las mil formas de entender lo humano y lo sagrado de aquella época. Diríamos que todo pasado no deja de ser presente y se deja querer para fortalecer testimonios del amor que se debe sentir por un pueblo.

Todo esto nos lleva a pensar que sin ilusión nada es posible. Es bueno refugiarse en ella, como hacen estas dos vecinas, y buscar ese espacio que les haga cumplir esas ideas que han puesto en marcha.

Volvamos, pues, al presente y y tengamos fe y esperanza en cual podría ser el futuro para darle nueva vida al pasado ofreciéndole al peregrino, o al turista, la situación de esa Piedra de la Oración con fácil acceso y una placa que la recuerde.

Tras este principio quien sabe, si en determinadas fechas, pudiera volver la barca -desaparecida no hace mucho- que se complementaría, a su vez, como un aliciente más para el Alisal y Cuevas. Todo es intentarlo.

Hablaremos con la Asociación del Camino de Santiago que bajo el buen gobierno de mis amigos Mary Lar y Alejandro cumple los mas juiciosos mandamientos y pediremos su opinión.

Pienso que los hechos que marcan los acontecimientos de la historia no deben ser olvidados y Llovio debe de encontrar en la promoción de esa Piedra de la Oración ese consenso de sacar de nuevo a la luz la tradición de su pasado.

En esa confianza quedo. Espero que así sea. Mi afectuoso saludo para sus vecinos.

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