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La unión entre Llanes y Sotrondio

Tom Prendes y la Coral San Martín, sotrondinos en el calendario llanisco

Alegre, emotivo y grande como un castillo, José Borbón Concha vivía en Poo, se dedicaba al oficio de cantero, con un gusto neoclásico que se ponía de manifiesto en líneas y cenefas de corte grecolatino, y alentaba una vocación poética. Era hijo de Manuela, la bondadosa dama que hacía y vendía bollas en su domicilio de la calle San Agustín de Llanes, al lado del bar La Bolera, hasta cuya puerta íbamos de niños con una tartera, por encargo de nuestra madre, a buscar el preciado guiso. José Borbón tuvo que emigrar, como tantos otros, y en la lejanía de Suiza dio forma a un poema nostálgico y sin rima que se convertiría en habanera. Pasaron unos años hasta que esa canción huérfana de música, titulada "A la villa de Llanes", fue rescatada por su autor, que la dio a conocer a Justo González Antuña, director de la Coral San Martín de Sotrondio. Merecieron la pena el esfuerzo y la ilusión de ambos: el viernes 14 de julio de 2000, la formación polifónica sotrondina estrenaría la habanera en una abarrotada basílica de Santa María.

Es en Llanes donde las voces de la Coral San Martín están alcanzando desde entonces algunos de los mejores momentos de su trayectoria. La villa llanisca, Porrúa y Poo fueron escenario de sus primeros recitales, y ahora, desde hace más de una década, se acerca cada año a Celorio para participar en la fiesta del Carmen, tanto en la misa como en la procesión junto a la playa de Palombina, donde entonan como nadie la "Salve marinera". El párroco de San Salvador de Celorio, don Domingo, puede que sea su más ferviente seguidor, y eso lo sabe de sobra el periodista Melchor Fernández Díaz, que es tan celoriano de adopción y de ejercicio como lo fue en sus buenos tiempos el entrenador de fútbol Helenio Herrera.

Con todo esto, la Coral San Martín ha devenido en uno de los nexos, casi invisibles, pero recurrentes y llenos de sentido, que el azar (la buena suerte, en este caso, para nosotros los llaniscos) ha querido establecer entre Llanes y Sotrondio.

Desde su lejana presentación en la Iglesia de San Juan Bautista de Andrín en 1994, "Platero y yo", de Eduardo Sainz de la Maza, es parte de la música que viene sembrando por aquí el guitarrista Antonio Prendes Rubiera (Sotrondio, 1968), paradigma de otro vínculo que nos pone en sintonía a llaniscos y sotrondinos en los buenos sentimientos de la música. Tom Prendes emergió en Andrín en el mejor momento, durante la época gloriosa en la que la localidad llanisca registraba una gran actividad cultural desde la base bajo la dirección del alcalde pedáneo Rafael Sordo Turanzas, el carismático Falo, que en colaboración con otro grande entre los grandes, Carlos Menéndez Jeannot, logró poner en órbita un prestigioso certamen de canción asturiana que aún se recuerda con mucha nostalgia.

Profesor del Conservatorio de Mieres desde 1998, compositor y arreglista notable (ahí está su trabajo "Allende la nueche", compuesto en homenaje a las víctimas de la minería), Prendes Rubiera, desde Sotrondio, ha metido a Platero, a J. S. Bach y a Heitor Villa-Lobos en el paisaje llanisco y tiene en proyecto grabar en Llanes, próximamente, un disco. Forma parte aquí de una amplia nómina de guitarristas, en la que talentos locales como José Antonio García Fuertes y Manuel Fernández (discípulos del inolvidable Pancho Martín Quintana) figuran junto a relevantes intérpretes habituales en los programas municipales (el avilesino Armando Orbón, el luarqués Rody Herrera, el madrileño Miguel Ángel Jiménez Arnáu y el ovetense Roberto Martínez, entre otros), que son ya como de casa.

http://higiniodelriollanes.blogspot.com.es

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