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Fernando Granda

La quimérica rotonda

La necesidad de glorietas para distribuir el tráfico en Llanes

Diez años han pasado desde que fue presupuestada pero sigue sin ser construida. La rotonda que programó el Gobierno del Principado en el año 2008 para salvar la confluencia de las vías AS-263 con la LLN-11 y la LLN-8 (entre La Cábila, en Celoriu, el Acebu de Balmori-Barru, y la entrada hacia Porrúa) tenía concedida una dotación de 900.000 euros para su construcción. La carretera (LLN-11) fue bien reformada años después, en posterior legislatura, añadiéndole una acera que alivia el paso de peatones ya que forma parte del Camino del Norte, en la Ruta Jacobea, pero el peligroso cruce ni se tocó. Está al borde de una curva que oculta la circulación en un sentido de la vía principal. El riesgo sigue existiendo, aumenta en los muchos días de niebla que proliferan en esta época del año y sobre todo en los meses estivales, cuando se multiplica el tránsito con la llegada del turismo. Salir de Barru continúa siendo bastante comprometido.

El Gobierno de Vicente Álvarez Areces aprobó la construcción de una rotonda en el punto de coordenadas 43o25' Norte con 4o 49' Oeste, aproximadamente en el kilómetro 23,200 de la mencionada AS-263. Informaron del hecho los diarios asturianos, principalmente LA NUEVA ESPAÑA en páginas de la edición del Oriente.

Unos tres años después de que finalizase su mandato sin haberse iniciado la obra llegó a la presidencia Francisco Álvarez-Cascos. El nuevo Gabinete autonómico anuló la construcción de la rotonda y el peligro permaneció hasta nuestros días. En el mismo término parroquial de Celoriu y dentro del kilómetro 23 de la misma carretera existe otra confluencia de vías -la LLN-9 desemboca en la AS-263-, donde unos metros antes existe un semáforo para cruzarla a voluntad de los viandantes que apenas influye en el tránsito que proviene de occidente. Tiene la característica añadida de que la incorporación de la vía local a la provincial es una corta pero pronunciada pendiente que hace más difícil la entrada de los vehículos que salen de Celoriu hacia Llanes. Necesitaría otra rotonda o el traslado del semáforo hasta el cruce para evitar el riesgo de accidente. Es decir, segundo peligro para los coches que intentan entrar en la carretera provincial, antigua carretera nacional. También aquí es necesaria una rotonda.

Si tenemos en cuenta que los pueblos de las parroquias de Barru y Celoriu son el cogollo de la atractiva costa de Llanes, imán del turismo de la zona, la construcción de unas rotondas que apenas necesitan una gran obra es esencial. Y completamente necesaria.

No sólo facilitan el acceso a esos lugares y sucesivas playas, sino que evitan los frecuentes accidentes que se producen en ambas confluencias viales. Coincide este segundo cruce además con una parada de autobús interurbano que dificulta la visión de los automóviles que se incorporan a la antigua carretera general.

La reivindicación de estas rotondas no es una cuestión nueva ya que entre Posada y Llanes existen tres buenas distribuidoras del tránsito de vehículos, dos para acceder a los dos sentidos de la autovía E-70 o A-8, en las cercanías de El Acebu, y otra para incorporarse a la circunvalación de la villa antes de que la AS-263 se bifurque.

Además, la entrada a Barru por la LLN-10, desde Balmori, tiene la dificultad del alto de La Rotella, en las estribaciones de La Llera, donde varios camiones han quedado atrapados los últimos meses en sus empinadas curvas, teniendo que ser restados por grúas especiales. Y es oportuna ya que el presupuesto para el próximo año aún no ha sido aprobado en la Junta del Principado.

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