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In memóriam

El ser llanisco

Un hombre feliz de vivir en Llanes

Pacoché, el sobrino con el que vivía, fue el primero en avisarme. A las doce en punto de la noche de ayer me entró su mensaje de WhatsApp: "Antonio hoy a las once nos ha dejado Lolo". Sorpresa por la noticia y dolor por otro amigo que se va.

Lolo dirigió el semanario "El Oriente de Asturias" 54 años, convirtiendo su edición en la razón de su existencia. El motivo que le llevó a ello fue "su ser llanisco". Lolo era feliz viviendo en la villa, recorriendo sus pueblos, visitando en cada uno a su corresponsal o fotografiando los rincones de Pepín de Pría o Celso Amieva.

Fue el verdadero cronista oficial del concejo. Y no por nombramientos oficiales sino por la realidad de sus hechos. Recogió y conservó miles de fotografías, que cuentan fielmente el siglo XX de Llanes y sus gentes. Publicó cualquier obra o texto que lo mencionaran. Y reivindicó y homenajeó en tiempos difíciles a escritores tan republicanos como Celso Amieva.

Hay publicaciones, diarias o semanales que acaban identificándose completamente con un territorio. Se convierten entonces en la voz de la ciudad, en el marcapasos de su corazón, en la radiografía de sus anhelos. Cuando en la dirección de las mismas coinciden personas emblemáticas por un largo periodo de tiempo todo ello se acentúa más. En Oviedo con LA NUEVA ESPAÑA y Arias de Velasco. En Gijón con "El Comercio" y Carantoña. En Llanes con "El Oriente de Asturias" y Lolo Maya.

Cada vez que enfile la calle Nueva, desde Contró, miraré a la derecha. Fijaré mi vista en el bajo que acogió al Oriente, y a su imprenta. Y saludaré, plantados ante su puerta en actitud tan desafiante como orgullosa, a Luis, Cuteo, Uca, Milio el de Andrín, Paco Maya, el Lute de Pancar y al fondo a la izquierda, siempre en una humilde segunda fila, a ti Lolo.

Descansa en paz, viejo amigo.

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