Como ya hemos indicado en anterior relato, el poeta malagueño Salvador Rueda (1857-1933) consideraba las tierras de Piloña como el prototipo de las bellezas que encierra la región asturiana, de ahí que hubiera visitado este concejo en varias ocasiones en búsqueda de descanso y de profundizar en las investigaciones costumbristas que desde siempre habían formado parte de sus intereses.
Una de estas visitas, la última de la que tenemos constancia, será en el verano de 1911. Ciertamente, con el deseo de pasar aquí un mes de descanso, llega a la estación de ferrocarril de Infiesto el martes 4 de julio del citado año en el tren de las 10.30 horas. Llegó acompañado de su amigo don Juan Perlé, persona de la que no se conocen demasiadas referencias, a no ser la compañía que ofrece al poeta en todos sus viajes a América. Precisamente, será en estas tierras en donde don Salvador se refiere a él considerándole como "un padre", "mi anciano padre y camarada de excursiones espirituales".
Pues bien, en la estación de Infiesto fueron recibidos ambos por el exalcalde, don Ceferino Fernández Melendreras, y sus dos hermanos, don Luis y don Valentín. Estaban presentes también el concejal don Rafael Santos, don Jacinto Peruyero, don Francisco Balbín y algunos otros amigos. Tras el cálido recibimiento que recibieron, se dirigen todos hacia Belonciu, en donde el poeta pasará el verano. Aquí recibirá la visita de muchos de sus amigos, políticos, intelectuales o periodistas que organizan interesantes tertulias en torno a su persona.
Las excursiones a través del concejo con el ánimo de conocer a sus gentes, sus costumbres y tradiciones son actividades que completan el programa de descanso de Salvador Rueda. En una de estas actuarán como anfitriones los hermanos Gavito, de Infiesto, que le invitan a una jornada campestre en la finca, conocida como la Zamploña, que uno de ellos, concretamente don Ángel, tiene en las inmediaciones de la Marea, dedicada a la cría de ganado bovino. Su hermano don Julio Gavito, prestigioso abogado y seguidor de los ideales reformistas de Melquiades Álvarez, es el verdadero organizador de esta gira programada para el viernes 28 de julio.
De hecho, éste se erige en el guía del nutrido grupo de amigos que participarán en la fiesta. Encabeza la marcha saliendo de Infiesto en bicicleta al amanecer; le seguían, a caballo, Vicente Mora y Arenas, Ceferino Fernández Melendreras, Félix Luje, Laureano Blanco Huerta, Jesús González Lago, Manuel Rodríguez Salas, Constantino Rodríguez Vigil, Ramón Valdés, Ángel Tamargo Crespo y José María Álvarez Rivero.
Desde Infiesto también salieron en carruaje de caballos Ramón Mora y Félix Gavito, que recogieron en La Peridiella a Salvador Rueda, Juan Perlé García, Rafael Santos y también a Valentín Fernández Melendreras y a Francisco Balbín.
Todos llegaron a las 6.30 de la mañana a La Marea, en donde recobraron fuerzas con un soberbio desayuno con café y chocolate. Tras reanudar la marcha, de nuevo, hacen una nueva parada en el Veneru con el propósito de reunirse todos y, desde allí, tomar el camino que ascendía a la Zamploña, situada en una prominencia de llanas praderas rodeadas de la rocosa crestería que caracteriza el paisaje de Arniciu. El poeta parece que quedó francamente impresionado por este entorno que pudo disfrutar durante toda la comida, que se sirvió a las 12.00 h. al aire libre. Las numerosas viandas servidas y preparadas desde días antes por Antonio Blanco y Ángel Gavito fueron acompañadas de mucha y buena sidra que abundó, incluso, en los brindis finales a cargo del anfitrión Ángel Gavito y de Ceferino Fernández Melendreras. Fue el momento en el que don Salvador improvisa el soneto dedicado a Asturias, del que ya he hecho referencia. El regreso de la jornada festiva comenzó a las 16.30 horas, llegando los más rezagados a Infiesto a las 20.30.
