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EL PUENTÓN

La feria quesera de los Picos, en el aire

Los pastores y demás elaboradores puede que se queden sin su escaparate anual

La muestra quesera de los Picos de Europa me parece, con la que está cayendo, que va a resultar muy difícil de organizar a causa de los protocolos sanitarias y las medidas de seguridad. Quedan escasas fechas para la festividad del Pilar y en Cangas de Onís se encuentran en un verdadero laberinto, deshojando la margarita, siempre a expensas de cómo vengan los aires otoñales en lo concerniente a rebrotes por la pandemia del covid-19. Sería una pena, aunque podría ser lo más sensato, aunque nos duela en el alma y ese 12 de octubre nos quedemos con las ganas. Arriesgarse a convocar un concurso descafeinado a todas luces quizás, en mi modesta opinión, no sea la mejor opción. Y no estoy poniendo palos en las ruedas, sino todo lo contrario. Que conste en acta.

La muestra quesera de Cangas de Onís nació allá por el año 1940, en pleno periodo de postguerra, siendo alcalde Antonio González-Capitel Pérez. Su primer escenario fue la Vega de Enol, en la vertiente canguesa del Parque nacional de la Montaña de Covadonga, el 1 de agosto -otra efeméride a tener en cuenta entre la del 25 de mayo y el 8 de septiembre-, fecha en la que se conmemoraba la batalla de Covadonga, enmarcada dentro del programa de la Fiesta del Pastor. En aquella primera edición se programó una cita ganadera de vacuno, lanar, cabrío y caballar, así como un certamen de derivados de leche (quesos). El regidor del puerto y responsable de la organización del evento fue Manuel Lavín, vecinos de Mestas, quien también ostentaba el cargo de concejal.

Ahora bien, el aldabonazo llegó en 1942, cuando la Corporación Municipal de la época apostó abogó por crear una Feria de Otoño en los aledaños de la entonces iglesia parroquial de Santa María de Cangas de Arriba -actual Aula del Reino de Asturias-, pasando a celebrarla el 12 de octubre, coincidiendo con la festividad del Pilar. El verdadero ideólogo fue el concejal Emilio Rodríguez Hormilla, que formaba parte de la Corporación Municipal presidida por Antón Capitel, quien años después, en 1957, asumió la Alcaldía de Cangas de Onís, sustituyendo en el cargo a Francisco Carriedo Eguibar. Allí, en las inmediaciones del campo de San Antonio se ubicó el concurso de quesos y la cita ganadera. Otros ediles en el Consistorio del mismo periodo franquista eran Domingo Cortés, Bernabé Pendás, Jesús Intriago, Prisciliano Alonso y Cayetano Cadenaba.

Con el transcurso de las ediciones el Concurso-exposición de quesos iría cambiando de localización, pues también se ubicó en la calle del Mercado -el jurado se reunía en la "Casa Cuna"-y bajo el edificio conocido por Palaciu Pintu -la sede del jurado estaba en el antiguo ambulatorio-. Más adelante, se desarrolló el certamen en los soportales del antiguo Internado Femenino -reconvertido en edificio de servicios múltiples en la actualidad-. Y acabó por asentarse en la flamante plaza Camila Beceña. Lo que varió últimamente es que el jurado cata en público los manjares; en tanto, no hace mucho tiempo, probaban y deliberaban a puerta cerrada, más discretos y discretas.

En la última edición, en 2019, el afamado gamonéu del puertu se disparó hasta los 45 euros/kilo, agotándose alrededor de 600 kilogramos puestos a la venta. La "joya" de la corona del parque nacional de los Picos de Europa a buen seguro que atraería a muchos potenciales clientes a la vieja capital del Reino este próximo 12 de octubre.

No podemos obviar al gamonéu del valle, al cabrales, Los Beyos, entre otros. Todos tienen su porqué, su textura, su sabor, su punto de maduración? No obstante, la Feria no debería convertirse en un mero mercadillo, siempre y cuando se decanten por organizarlo.

En el presente año del coronavirus es probable que se cancele o, en su defecto, que se celebre con altas medidas de protocolo, incluso limitando de acceso de visitantes al recinto. Todo es posible, aunque, desde mi punto de vista, lo más acertado sería aplazarlo al 2021. Aventurarse a un concurso-exposición en mínimos, alejado de lo que conocemos y disfrutamos como el decano de los certámenes de cuantos se organizan en España, creo que no ayudaría, al menos al gremio quesero. Ellos, al menos los elaborados del puerto tienen aseguradas sus ventas "en casa", por lo que tratar de promocionar un evento en miniatura no tiene sentido.

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