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Socia de Tribuna Ciudadana

Siempre serás mi Presidente

La personalidad del hombre clave en Tribuna Ciudadana

En el homenaje que se le hizo a Juan Benito Argüelles en la primavera de 1994, tras haber resignado la presidencia de Tribuna Ciudadana unos meses antes, dejé escrito en el libro de firmas: "Siempre serás mi Presidente". Así lo sentía entonces, así lo seguí considerando a lo largo de todos estos años y sé que siempre seguiré conservando este sentimiento. Porque fue como presidente de Tribuna, y formando yo parte de su Junta Directiva, cuando tuve la suerte de apreciar en toda su magnitud lo que Lola Lucio en su libro "De tigres, tribunas y círculos" define así: "La personalidad de Juan Benito fue la clave sobre la que Tribuna Ciudadana habría de apoyarse. Liberal hasta la médula, conciliador, tolerante y seguro de sus ideas, en aquel momento de la transición a la democracia era la persona adecuada para poner en marcha aquel ejercicio de libertades". Ni que decir que comparto al cien por cien estas palabras, a las que sólo añadiría que además tenía sentido del humor y era poseedor de un importante bagaje cultural.

Hasta en su marcha fue Juan Benito prudente, nos fue dejando poco a poco. Él amaba profundamente Oviedo, le gustaba pasearlo y durante muchos años lo hizo pausadamente, su figura coronada por una perfecta cabeza blanca formaba parte del paisaje urbano de nuestra ciudad, hasta que problemas de movilidad le obligaron a reducir esos paseos. Seguía asistiendo a eventos culturales y especialmente a los de Tribuna Ciudadana, siempre acompañado por Eusebio, su fiel acompañante, y por Lola, su compañera y apoyo, con quien compartió sus afanes culturales, pero desde hace unos dos años ni esas salidas eran posibles, sólo asistía esporádicamente a algunas conferencias de Tribuna y unos breves paseos por el Campo de San Francisco. Es decir, fue privándonos poco a poco de su presencia, como para que nos fuéramos acostumbrando a su falta, hasta que ayer domingo se marchó también silenciosamente, como para no molestar

Lola es fuerte y seguirá su camino, sin la compañía física de Juan Benito, pero sí con la confortadora evocación de sus vivencias comunes. Un beso, Lola.

Cierro estas líneas con mi particular homenaje a Juan Benito recordando aquí unos versos del poema "Yo llevare rosas rojas a mi padre", que él dedicó a todos los que defendieron la Constitución del 31 y la del 78 y que se publicó en este diario: "De niño, cuando llegaba el 1 de noviembre, yo veía aquella multitud que iba a llevar crisantemos al camposanto. Yo no comprendía nada y me veía excluido de este desfile. Yo no sabía dónde yacía mi padre, pero yo, también, quería llevarle flores. Hoy sé lo que pasó y que mi padre está en una fosa común. Yo estoy muy orgulloso de que esté con los demás. ¡Ante la Libertad no hay héroes anónimos!... Yo, un día, llevaré rosas rojas a donde está mi padre, pero llevaré, también, rosas a todos los demás".

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