La pérdida de un viejo amigo nos deja siempre un tanto nostálgicos y nos lleva a rememorar las vivencias que compartimos a lo largo de tantos años. Ausente de Oviedo, me enteré de su fallecimiento con el tiempo justo para asistir a sus funerales. El nexo inicial de nuestra amistad data de la fundación de la Alianza Francesa. Recuerdo nuestra reunión con un amigo francés en torno a unos vinos en el Fontán y el entusiasmo con el que ambos acogimos su sugerencia de crear en Oviedo un Círculo de la Alianza Francesa.
La idea nos pareció excelente porque intuíamos que sería muy útil en nuestra ciudad en un tiempo en el que España vivía al margen de las corrientes culturales y políticas que nosotros habíamos disfrutado en ocasión de nuestras estancias de formación en Francia.
La acertada elección de un Comité Directivo presidido por don Pedro Caravia y la participación de personalidades liberales pero no beligerantes con el régimen y el aval de monsieur Jean Tracewski, director de Saint-Gobain en Avilés contribuyó a superar las reticencias políticas de las autoridades de la época. En el comité, Juan Benito asumía la organización de eventos culturales y yo la Secretaría General.
Iniciativas como la creación de un cine-club dirigido por Juan Cueto Alas, de un grupo de teatro en el que Ángeles Caso inició su actividad posterior, la organización de conferencias, coloquios y debates dieron ocasión para que Juan Benito iniciase una actividad que desarrollaría con tanto éxito años más tarde.
En efecto, la creación de Tribuna Ciudadana supuso como fue puesto en valor en las notas necrológicas, un enriquecimiento de la vida cultural de Oviedo a lo largo de tantos años en los que las dotes humanas y el buen hacer de Juan, con el valioso apoyo de su mujer Lola Lucio jugó un papel primordial. Su poder creativo seguía en activo y tuvo continuación con el Premio Tigre Juan, el Círculo Cultural de Valdediós, las Cenas del Fontán y la animación de reuniones de diferente tipo en las que su cultura e ingenio brillaban de forma especial.
En el ámbito personal, tras los años de juventud en los que compartimos aventuras propias de la edad, coincidimos en reuniones y tertulias con tantos amigos hoy también desaparecidos: Luis García San Miguel, Ángel González, Eduardo Úrculo y tantos otros. Ambos formamos parte también de la Cofradía de Amigos de los Quesos a la que perteneció hasta que su salud se lo impidió. Su curiosidad y versatilidad le permitían participar en tantos ambientes diferentes. Creo que supo llenar su vida de forma muy interesante. Descansa en paz querido Juan.
