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Crítica / Teatro

Bigamia a la carrera

Josema Yuste tiene olfato para el vodevil y lo demuestra con la elección de este texto de Ray Cooney ("Run for your wife"), autor también de la célebre "Sé infiel y no mires con quién", que hace unos lustros llevó Pedro Osinaga a la escena.

"Taxi" es una comedia de enredo al más genuino estilo plautino, que basa la mayor parte de los gags en los equívocos, a los que, todo hay que decirlo, la versión de Josema Yuste y Alberto Papa-Fragomén sabe sacar el máximo partido. El ritmo es frenético, en clave vodevilesca, a la española, tanto por las alusiones referidas a la fauna nacional del mundillo mediático como a la construcción de personajes tipo de nuestro acervo cultural: el inspector franquista, el teniente Colombo, o el propio Josema con todos los tics de Martes y Trece. El argumento se podría resumir recurriendo al "cómo se puede querer, dos mujeres a la vez, y no estar loco", de Machín. Un taxista bígamo de buen corazón, a punto de ser descubierto por un accidente, emprende una huída hacia adelante con una explosión de mentiras encadenadas. La escenografía de Ana Garay representa un salón con un imperceptible corte simétrico, que crea la sensación de dos espacios en uno, con ventanal al fondo y panorámica urbana de Madrid.

Lo que diferencia esta pieza del vodevil tradicional es el eclecticismo formal en la construcción de los personajes. Josema Yuste, el taxista, combina el registro propio del género con otro más personal, de showman, muy reconocible para el público. Su cómplice, una especie de escudero ninja, que le mete y saca de todos los embrollos, destaca por la espléndida interpretación de Alfredo Cernuda. Papel que estrenó Pedro Reyes, tristemente fallecido tres semanas después. Completan el reparto dos inspectores de policía, el casposo franquista con frenillo, muy bien defendido por Felisuco y el sosias de Colombo, Javier Losán, de la brigada canina, que es un calco impecable del original. Diana Lázaro y Esther del Prado, muy eficaces como esposas, son el complemento en esta pieza hecha para el lucimiento de los papeles masculinos. La única objeción es la artificialidad del uso de micros, que nos da la sensación de asistir a un teatro doblado.

Por lo demás "Taxi", con humor y comicidad a raudales, resulta muy recomendable para todos los públicos y si es cierto que "la risa alarga la vida", como afirma Yuste en el programa, la longevidad de los espectadores está asegurada.

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