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La mar de Oviedo

Concordia a presión

Sylvia Earle, sirena de las profundidades, es la recién galardonada con el Princesa de Asturias de la Concordia. Sylvia caló hondo, según leo en biografías sobre su húmeda vida; se zambulló de niña en el Delaware River, buceó hasta el Atlántico y aún está en inmersa en cuerpo, alma y neopreno en lo abisal, en la exploración y limpieza de fondos marinos; en armonía con el agua, más que con la Tierra, vivió sumergida varias semanas sin respirar, a 18 metros de profundidad, por debajo de las Islas Vírgenes, desde entonces menos vírgenes, y, algo huidiza con el género humano, ostenta el record de inmersión en solitario a mil metros. Doy por hecho que en octubre saldrá a flote por San Esteban de Pravia, remontará el Nalón hasta Las Caldas y confío en que la Fundación de los Premios habilite una gran pecera en el escenario del Campoamor para que Sylvia no se hunda y nos diga glu, glu, glu.

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