El Naranco, La Corredoria, La Florida o la plaza de toros. Todos esos lugares han sido propuestos por unos y por otros como un sitio ideal para construir un pabellón en el que juegue el Oviedo Baloncesto. Pocos ponen en duda que el club necesita salir de Pumarín para seguir creciendo y las ideas para reubicarlo han crecido como setas al calor de los buenos resultados del equipo. Pero de buenas intenciones está el infierno lleno y la cruda realidad es que el club sigue en Pumarín y que allí continuará al menos la próxima temporada. Y el caso es que es más urgente de lo que pueda parecer. La Federación Española les permite jugar en Pumarín en la LEB Oro sin que eso les haga demasiada gracia. En enero de 2017, cuando el equipo organizó y jugó la Copa Princesa, el presidente de la Federación, Jorge Garbajosa, ya advirtió de que un polideportivo de esa naturaleza no era un lugar adecuado. Menos aún cuando la trayectoria del club le ha convertido en un aspirante a subir a la ACB. Un logro que deberán ganarse en la pista pero que de nada servirá sin unas instalaciones adecuadas. Wenceslao López, alcalde de Oviedo, se comprometió a llevar a buen puerto el proyecto de hacer un pabellón en La Florida. Lo hizo el pasado mes de marzo, delante de todos los canteranos, donde reconoció que es "fundamental" que el club salga de Pumarín. Pero ha llegado el momento de pasar de las palabras a los hechos. O de verdad se ponen manos a la obra con el pabellón de La Florida o los fondos europeos que van a permitir mejorar el Palacio de los Deportes les abren una nueva vía de solución. O hay voluntad para construir un nuevo equipamiento que mejore las instalaciones deportivas de la ciudad o que al menos se aprovechen las que ya se tienen.