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La mar de Oviedo

Perder el tiempo

Escribir, como subir montañas, es una pulsión, una conquista de lo inútil; es injusto medir ese logro en términos económicos, injusto también valorarlo en términos espirituales, de satisfacción interna, porque si el oficio de escribir rompe el alma, la afición al monte rompe fibras y huesos. Es un impulso, pues, como el del toro bravo embestir la vara hasta caer exhausto. Compañeros escritores me preguntan si me quita mucho tiempo esta sección diaria y les respondo que si a ellos no les quita aún más tiempo escribir novelas, o si no les quita tiempo la familia, o si no les quita tiempo vivir. ¿Perdía el tiempo Góngora con sus letrillas?, ¿Gómez de la Serna con sus greguerías? ¿A Francisco Umbral, le quitaba tiempo su sección periódica "Los placeres y los días"? A mí lo que me quita tiempo es dormir, salvo cuando duermo mal; definitivamente, perderé el tiempo cuando muera.

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