El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define brutal como algo muy grande. Así que el término que se escuchó tantas veces durante la madrugada y todo el día de ayer es más que aplicable al concierto de "Desakato" en la plaza de la Catedral. Fue brutal, sin aditivos y sin paliativos, un espectáculo que hace años que no se veía en la vetusta plaza ovetense.

No hicieron falta demasiadas arengas. La banda de Llanera tiró todo por la borda, hasta a ellos mismos, desde el primer momento. No importaba que hubiesen empezado con media hora de retraso y hasta daba igual que fuese lunes y que al día siguiente hubiese que currar. La plaza se llenó con dos objetivos, disfrutar de un concierto y arropar a una banda que lleva años luchando. "Desakato" son buena gente y uno de los comentarios que más se escuchó fue "cuánto me alegro por ellos".

El sonido de "Desakato" es contundente, aunque la noche del lunes no sonó todo lo limpio que debería, pero eso tampoco le importó a nadie, ni falta que hacía.

Pepo y Pablo se fueron turnando y uniendo a las voces, dos registros distintos que ellos saben combinar a la perfección para dar intensidad y un pequeño, muy pequeño, relax a alguno de los tramos de las canciones. La batería de Nano y el bajo de Mario tiraban bombas de gran tonelaje que explotaban sobre el público y la guitarra de Gabri repartió tralla y metralla también de muy alto voltaje.

El público que va a un concierto de "Desakato" no va a ver a su grupo sobre el escenario, va a formar parte del espectáculo. El grupo lo tiene así montado. Ellos ponen la música, pero lo de abajo también forma parte del show.

Tan claro tiene el grupo que no son ellos solos, que el público también es "Desakato", que es una constante en sus conciertos ver a Pepo arrojándose desde el escenario para seguir cantando en volandas de sus fans. Lo mismo hizo Pablo, tocando la guitarra mientras decenas de brazos le elevaban sobre sus cabezas. Todo esto para desesperación del equipo de seguridad que había entrado a trabajar minutos antes y se encontró con una movida bastante importante. Mucho pogo, mucho salto y mucha cerveza, pero ni un atisbo de problema. Todo estaba controlado, el público sabe qué van a hacer estos chavales y participa de ello, pero Pepo nunca se caerá al suelo, su público siempre le sujetará. Una noche brutal, sin más.