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La mar de Oviedo

Restos de Franco

El PP puso a vivir a los segregacionistas y el PSOE resucitó a los franquistas. Carmen Calvo, desigual ministra de Igualdad, incompetente en el Vaticano con el subpapa Parolin, declara urbi et orbi, tras interpretar la ley de Memoria Histórica, que no se puede enterrar a Franco en La Almudena porque su tumba o su nicho o sus huesos o su bigote se prestarían al enaltecimiento, y exaltar el franquismo es ilegal. Es como si a mí me prohíbe salir a la calle porque apedrearme sería un acto criminal. En consecuencia, a Franco lo descolgarán de Cuelgamuros, pero ni en el ático más mugriento ni en la fosa más indigna y profunda ni en la Luna menguante ni en la cripta de San Juan el Real, donde se casó el comandantín, hallarán el hoyo propicio que impida glorificar al dictador o a Lucifer. Mutatis mutandis, la Calvo, con mil decretos ad hoc para que la respete, tampoco podrá evitar que este modesto praviano la tilde de mentecata.

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