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Economista

La transformación de la antigua Fábrica de Armas de Saint-Étienne en un barrio

El ejemplo francés como modelo oportuno para el recinto de La Vega en Oviedo

Hace aproximadamente unas tres décadas realicé un viaje profesional por diversas cuencas mineras de Francia y Bélgica, visitando, en particular, Saint-Étienne, Nord-Pas-Des-Caláis, Lorena y Lieja.

Previamente habíamos recabado información de Charbonnages de France y de la Ruhrkolhe alemana acerca de los intensos procesos de reconversión llevados a cabo en la minería del carbón y sobre las medidas adoptadas a fin de mitigar los nocivos efectos económicos, sociales y territoriales causados así como de las políticas de diversificación utilizadas.

Ambas compañías mineras habían creado dos empresas dependientes de sus matrices: Sofirem y Ruhrkolhe A.G., en 1967 y 1968, respectivamente, destinadas a tratar de paliar los efectos provocados por el cierre de minas y a reactivar los territorios afectados.

Quería comprobar y sentir, sobre el terreno, los efectos del proceso y los resultados que se estaban obteniendo con las políticas puestas en práctica.

El desmantelamiento en el tejido del territorio resultaba harto evidente así como la sensación de postración percibida en la sociedad que no desmentía necesariamente pero tampoco sustentaba la veracidad de las estadísticas de éxito que se publicitaban.

Años más tarde Sofirem evaluaba en 80.000 los empleos creados en Francia, en sus cuencas mineras y áreas de influencia.

Treinta años más tarde (junio de 2016) se programa una visita de una semana a la Región Ródano-Alpes. Se establece la base de operaciones en su capital Lyon y se seleccionan los lugares que un documentado turista debe visitar: tres pequeñas ciudades de singular belleza y encanto como Annecy, Chambéry y Aix-Les-Bains, la ciudad universitaria y tecnológica de Grenoble y una "oveja negra", una ciudad que por su pasado minero-industrial no encajaría nunca en las guías turísticas al uso.

La excepcionalidad de la visita a Saint-Étienne solo tomaba sentido en las imágenes retenidas en mi memoria desde hacía tres décadas y en el deseo de comprobar la evolución de la ciudad y su área de influencia después de la profunda crisis sufrida y de su prolongada postración económica y social derivada del brutal impacto de la crisis minera.

Así que, después de disfrutar de la variada oferta de Lyon, de recorrer por tercera vez algunos de los "traboules"(pasadizos cubiertos), tapear en algunos de los innumerables y trasnochados, culinariamente hablando, "bouchons"(tabernas) y de ver al aire libre, en una pantalla gigantesca, en la Place Bellecour en la Presqu´île a la selección española de fútbol en la Eurocopa, iniciamos el periplo por la Región, con vuelta diaria a Lyon.

Visita a Saint-étienne

¿Qué ciudad nos íbamos a encontrar?. Entre 1970-2015 Saint-Étienne perdió 55.000 habitantes. En esos momentos tenía 170.000 pero su Area Metropolitana (Saint-Etienne Metropole) se acercaba a los 500.000. Sorprendentemente, a pesar de que como otras ciudades minero-industriales aún adolecía de una mala imagen de ciudad negra, sucia y adormecida había sido nombrada por un mes en 2010 Capital Mundial de la Creatividad y el Diseño por la Unesco. Hacía estas reflexiones preparatorias desayunando en una terraza de la Place du Palais en Vienne, una ciudad al lado del Ródano a 30 kilómetros de Lyon y 50 de Saint-Etienne, contemplando el Templo de Augusto y Livia al lado del Teatro Romano y muy cerca de la catedral románica y gótica de ST. Maurice.

Saint-Étienne nos recibe en medio de un intenso tráfago urbano. La ciudad es sede de la Eurocopa 2016 y ese día hay partido.

Después de las visitas inexcusables: en Firminy a 15 km. la capilla de Saint-Pierre recientemente terminada sobre proyecto de Le Corbusier; el complejo Zenith de Norman Foster en los aledaños de la ciudad, recorremos las calles céntricas del nucleo urbano que parece contradecir por su dimensión las cifras de la demografía oficial y nos detenemos en el edificio denominado "Hotel de los Ingenieros"de 1905, financiado por la Asociación de Antiguos Alumnos de la Escuela de Ingenieros de Minas. Un edificio imponente coronado por un frontón en el que están grabados dos martillos, símbolos de los Ingenieros de Minas, signo del pasado histórico de la ciudad y de la enorme presencia social de los técnicos de minas.

Dejamos para el final la visita más esperada y sugerente: la antigua Fábrica de Armas de la ciudad. Creada por un privilegio concedido por el Rey Luis XV, la Fábrica Real de Armas nace en 1764. A lo largo del siglo XIX la prosperidad de Saint-Etienne se fundamenta en la armería, la producción de hulla y el inicio de siderurgia.

En 1866 se instala la llamada Fábrica Imperial de Armas, reorganizada en 1889. A finales del siglo XIX la ciudad sobrepasaba los 120.000 habitantes.

Esta extraordinaria herencia entra en crisis con la reestructuración hullera.

Caminamos desde el centro urbano de la ciudad hacia la antigua "Fábrica de Armas"; a pesar de su proximidad la ciudad empieza a perder su malla urbana y si bien el ambiente resulta amable desaparece ese carácter de centralidad del emplazamiento de La Vega, a 200 metros del casco histórico de Oviedo e imagino un escenario de futuro, restañada la división existente entre las dos partes de la ciudad a la entrada de la "Y", un espacio de extraordinario valor entre el Oviedo intrarondas y los barrios hoy periféricos.

Sumido en estas reflexiones me encuentro, casi de sopetón, a la entrada del equipamiento: la antigua Fábrica de Armas. La portada con un notable trabajo de orfebrería me recuerda a la del Parque Tete D'or de Lyon.

Nos adentramos a un espacio de 12 hectáreas, similar en extensión a su coetáneo de La Vega. El recorrido por su interior deja ver tanto la labor de renovación de los diferentes edificios históricos, naves exentas que conviven armoniosamente con los edificios modernos de contenida volumetría y de singular fuerza estética y sorprendente cromatismo e iluminación como la sensación de que se ha realizado una sectorización del espacio interior muy adecuada a su carácter multifuncional. En el espacio interior conviven varias instalaciones con variedad de usos en una suerte de feliz conjunción de la necesaria de autonomía funcional con la integración en el conjunto unitario del equipamiento.

Recuerdo, al menos, tres subáreas: una en la que las antiguas naves renovadas mantenían en actividad a numerosos jóvenes que apoyados por sus profesores y sobre bancos de pruebas trabajaban la madera y otros materiales; una especie de FP( formación profesional) en su vertiente práctica; otra, más acotada y con un cierto control de acceso, menos permeable que el resto de los espacios del recinto en el que se han establecido tanto empresas ya consolidadas del área de las telecomunicaciones( Telecom, por ejemplo), como" startups", a modo de incubadora, etc. Y, por último, la Ciudad del Diseño, espectacular en su interior, con una entrada presidida por su torre bioclimática de 32 metros -La Platine- flanqueada por dos jardines y una gran explanada pública -La Plaza de Armas-, constituye un referente medioambiental extraordinario.

El proyecto, una realización de los arquitectos Finn Gerpel y Giulia Andi de la Agencia LÍN arquitectos, de 41.5 millones de euros de coste, es una muestra indistinguible de eficiencia energética y arte. Alberga 1 auditorio, 2 salas de exposiciones y una mediáteca y acoge en su interior, en una fructífera convivencia a la Escuela Superior de Arte y Diseño (ESADSE), creada en 2009 e irradia su benéfica influencia sobre la totalidad de la ciudad.

Hoy, Saint-Étienne es una ciudad diferente, resultante de un proceso de mutación desde la minería y la industria a los servicios y su Ciudad del Diseño constituye una pieza clave en este proceso de transformación. Acoge cada dos años la Bienal Internacional del Diseño que recibe más de 200.000 visitantes de todo el mundo y se ha convertido en un referente mundial, con un proyecto basado en "la comunicación, investigación, educación y experimentación en diseño".

Un ejemplo sugerente de como el patrimonio industrial puede ser valorado no solamente por su entidad histórica, arquitectónica y cultural sino por su potencialidad como pieza transformadora de la ciudad para el siglo XXI.

Pero no nos dejemos deslumbrar exclusivamente por la poderosa percepción de los sentidos ante tan atrayentes artefactos estéticos.

Lo que vemos es el resultado de un intenso y talentoso trabajo previo de los expertos y del acuerdo y compromiso de los políticos de diferentes administraciones: de la ciudad de Saint-Étienne, del gobierno Metropolitano(Saint-Étienne Metropole), y del Estado Central(Ministerio de Cultura) que además de cofinanciar el proyecto apoyan su internacionalización a través, entre otros, de los contactos desde París.

La otra pata necesaria la constituye la aportación de talento y fervor cosmopolita de las personas encargadas de pilotar la institución sin que las tentaciones partidistas o el pensamiento de "Caleya" impidan el clima necesario de cooperación y de amplitud de miras para acceder al mercado internacional del diseño.

Así que, mestizaje de usos, apoyo de la administración autonómica y central, sectorización adecuada del recinto, cosmopolitismo, amplitud de miras, contactos en el mundo exterior y una cierta dosis de talento constituyen, entre otros, buenas razones para el futuro de La Vega.

Un espacio abierto a la oportunidad de diferentes contenidos, entre ellos el biosanitario, que exigirá, en paralelo, un planteamiento unitario para encajar las diferentes piezas del puzzle y una visión estratégica y a ser posible una institución de carácter cultural en su sentido más amplio capaz de irradiar su tirón e influencia sobre el conjunto de la ciudad. En eso es válido el ejemplo de La Ciudad del Diseño de Saint-Étienne.

La Cámara de Comercio de Oviedo ha dado un primer paso con el ejemplo Saint-Étienne.

Una buena ocasión para sacudir nuestros demonios interiores y tratar de adaptar, sin copiar, a nuestras específicos requerimientos algunos de los experimentos de éxito que se han consolidado en el mundo.

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