La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Presidente local del PP

Ronda Norte versión "premium"

Ante las últimas propuestas para solucionar los problemas de tráfico del norte de la ciudad

Corría el año 1973 cuando se inauguró la autopista "Y" y los ovetenses celebraban con regocijo lo fácil que se había convertido ir desde Oviedo a Gijón o Avilés, gracias a una infraestructura sobre la que durante los siguientes 45 años se ha sustentado la economía asturiana. Ahora, algunos colectivos dicen que fue un gran error.

Años más tarde se ejecutó la Ronda Sur, la intersección de San Lázaro y la conexión con Muñoz Degraín, facilitando la distribución del tráfico que entraba por la "Y" y conectando San Lázaro con el centro urbano, creando así una nueva área de expansión de Oviedo. Años más tarde, algunos (mayoritariamente los mismos que antes) también piensan que fue un error.

Parecía lógico, tras contar con una entrada de alta capacidad en la ciudad y disponer de una Ronda Sur, plantearse una Ronda Norte que permitiera la circunvalación completa del casco urbano, logrando así que los tráficos internos se minimicen. Los discordantes habituales dicen que eso es un error y que hacer desaparecer los coches es mejor idea.

En medio de esta polémica, el Gobierno central propuso una Ronda Norte por la falda sur del Naranco, en forma de vía rápida de calzadas separadas. Fue la llamada "Ronda Norte de Cascos". Se trataba de una ronda muy ancha, cara, con significativa afección al Naranco y con un túnel a ejecutar bajo el parque Pura Tomas. Una carretera de circunvalación y no una calle, pensada con el tráfico como único referente.

Los años van pasando, la población se va asentando (véase el barrio de La Florida) y los políticos ovetenses aún no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo sobre la forma de intentar solventar la circunvalación de Oviedo, de forma que permita liberar el centro de parte de sus tráficos, sin tener que llegar a la prohibición del uso de los vehículos que tanto le gusta a los concejales de Somos (ya sabemos que los dirigentes de izquierdas con lo que más disfrutan en la vida es con prohibir cosas a los demás).

La postura durante el tiempo que fui alcalde es conocida. Una Ronda Verde austera. Con mínima intervención en la falda del Naranco, de velocidad restringida, ceñida a las previsiones que contenía el Plan General, pero suficiente para cumplir su función. No hubo acuerdo ni tiempo para ejecutarla.

Y ahora, como último gran hito en esta tragicomedia, el alcalde del tripartito, Wenceslao López, sorprende a propios y a extraños al proponer acometer la ronda de Cascos, pero en versión "premium". Es decir, una ronda que partiendo desde Cuyences, con un túnel de mucha mayor dimensión y envergadura que el propuesto por Cascos, termine a la altura de Las Campas. Algunos adeptos al régimen ya han dicho que incluso ese túnel podrían ser dos (uno por sentido).

Estamos ante una incoherencia más de los actuales gobernantes de Oviedo, que han criticado durante años las obras faraónicas y ahora disputan por hacer un túnel lo más largo posible y un bulevar cuanto más caro mejor. Defienden cerrar las canteras y las empresas extractivas del concejo, dan la espalda a los empresarios de la construcción y, sin embargo, proyectan obras de abultado coste a sufragar íntegramente con fondos públicos. Se las dan de defensores del Naranco y proponen horadarlo de lado a lado.

¿A alguien le tiene pinta de que con estos planteamientos se vaya a llegar a algún lado? ¿O más bien estamos ante un suma y sigue de anuncios que no se concretan en nada y lo único que consiguen es dilatar en el tiempo las soluciones que los ovetenses estamos esperando? Visto lo visto durante los últimos tres años y medio, ustedes me dirán.

Compartir el artículo

stats