Para complementar la interesante carta de María Ángeles Nosti sobre su abuelo el comandante Benito Vallespín, publicada ayer, transcribo un párrafo del libro "La ciudad indómita" relacionado con la fase más espeluznante del combate en la ovetense Loma del Canto cuando Vallespín ha de tomar la ametralladora porque todos los sirvientes están muertos:

"El comandante sube al sillín y grita a los escasos supervivientes: '¡Rápido, un proveedor!' (?). Coloca un peine tras otro y lanza certeras ráfagas sobre los orígenes del fuego enemigo (?). Poco después, Vallespín también caía muerto sobre el barro (?). El capitán Albornoz toma el mando y comenta entre lágrimas en el fragor del combate: '¡Era un soldado ejemplar, lleno de valentía y dignidad!'".

Suscribo los argumentos de María Ángeles. Sólo una pequeña corrección: el asedio a Oviedo no duró 92 días sino quince meses. Hubo, entre otras muchas, una familia neutral que lo perdió todo: la de este firmante que abría entonces sus infantiles ojos a la vida. Gracias por publicar estas líneas.