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El Otero

Sin farsa alguna

Volvemos a rebuscar en ese inmenso cajón de sastre de la publicidad ovetense del siglo XIX y, así, en almanaque de El Carbayón de 1897 encontramos otro curioso anuncio que, como mínimo, resulta hilarante. El título ya promete: "En la evidencia de hechos positivos no puede haber farsa alguna". Ciencia sin trampa ni cartón. Veamos.

Repasemos el anuncio: "¿Es evidente que la tosferina desaparece si en los primeros síntomas se da a los niños el jarabe antifermo de Baragaña? Sí, y podemos probar nuestro aserto con infinidad de testimonios". De momento, de autoestima van sobrados. Continuemos: "¿Es cierto que los grandes accesos de la tosferina no existen usando el antifermo de Baragaña? Es innegable y el que diga lo contrario falta abiertamente a la verdad. Pídase directamente al autor, pues hay farmacéuticos tan poco escrupulosos que despachan el jarabe antifermo de Baragaña como si estuviese publicada la fórmula dando por resultado una grosera falsificación y de hechos negativos. La preparación del jarabe antifermo de Baragaña es un secreto". Lo dicho, ríase usted de la fórmula secreta de la Coca Cola, nada que ver con la de tan arcana pócima. Pero no, no crean que con eso ya se conforman, ¡qué va! El amigo Baragaña no se corta y continúa: "Eminentes médicos contribuyeron con luminosos datos al feliz resultado que obtiene nuestro antifermo. Precio del frasco con detallada instrucción una peseta". Que se sepa no hay ensayos clínicos pero, eso sí, los "luminosos datos" seguro que eran espectaculares. Y hay más: "Las personas sanguíneas, las que padezcan erupciones de la piel, granos, diviesos (forúnculos, vamos?) si usan un solo frasco de "El rey de los depurativos" que es la esencia de la zarzaparrilla, acónito y canchalagua que prepara Baragaña, encontrarán más alivio que con todos los similares anunciados hasta el día. Precio del frasco dos pesetas".

Pues si creen que ya han leído todo, no se vayan todavía; ¡aún hay más!: "Ningún niño se muere de la dentición (¡menos mal!) usando la denticina de Baragaña, única que debe merecer confianza, porque el autor la usó con maravillosos resultados en sus hijos antes de ofrecerla al público. Caja con 20 papeles 2,50 pesetas. Medias cajas con 12, 1,50 pesetas. Se prepara semanalmente en casa del autor.". Ahí lo tienes, ¡gallu! Con los guajes primero por si acaso. ¿Y que sería de los pobres infantes ovetenses que no tenían la gran fortuna de gozar de tan maravilloso remedio? ¿Irían al reino de los justos? Me imagino al boticario en la cocina entre pipetas y potas, cual alquimista del medievo cocinando el fantástico brebaje. Pero no se queda ahí la cosa, ¡hay más efectos portentosos!: "Las grietas de los pechos desaparecen en muy pocos días con el Bálsamo Baragaña. No hay necesidad de lavar el pecho antes de mamar el niño. Precio del frasco una peseta. Las jaquecas más pertinaces desaparecen con el jarabe de corteza de naranja amarga con antipirina de Baragaña. Precio del frasco 4,50 pesetas". Así que ya ven. El Sr. Baragaña, de vivir hoy en día, sería la ruina de la industria farmacéutica porque igual te elaboraba un ungüento para un roto que un elixir para un descosido. Sus preparados no rivalizaban ni con el afamado "Bálsamo de Fierabrás". Por si acaso quieren probar "dirigir pedidos a su autor. Calle Universidad, 20 Oviedo". Que se sepa, la Seguridad Social no lo cubre. Allá ustedes.

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