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Con vistas al Naranco

Bibliotecas y memoricidio

Los fondos literarios de la ciudad

El libro ahuyenta a las rutinas grises / de sus días, y alumbra a noches ciegas. Bravo García, A.

Muchacha con libro. Deineka

Juan Goytisolo introduce, en "Cuaderno de Sarajevo", "memoricidio" para la destrucción de la Biblioteca de Bosnia. Si el texto de Juan es muy bueno, y lo digo desde las discrepancias que mantuvimos sobre el Magreb, valor icónico consiguió acompañado de una magnífica foto de Gervasio Sánchez recogiendo haz de luz en la herida ruinosa.

En Asturias se ha conseguido popularizar el Bellas Artes, cuya exitosa trayectoria inició el tándem E. Marcos / J. A. Castañón, en tiempo preautonómico, y hoy es ejemplar labor de Alfonso Palacio, autoridad en Luis Fernández, pero lamentablemente no resulta tan popular la Biblioteca del Fontán, muy concurrida, sin embargo, de universitarios empollando y de lectores de prensa, entre la que, por cierto, falta surtido internacional, nada fácil de encontrar en esta cultísima ciudad, pese a que cotidianos foráneos llegaban al mítico Casino clariniano de Vetusta. Viven también actos y muestras de interés social. De Alas hay buen fondo, iniciado con una controvertida compra que hicimos de enseres y libros acumulados y luego enajenados, con dudosa legitimidad, por la viuda de Adolfo, segundo hijo del escritor, incrementada ahora por la generosa y trabajada donación de los hermanos Tolivar Alas, llamado Archivo Alas / Canella / Tolivar.

A no olvidar el precedente nutricio de la Biblioteca del Palacio de Toreno, o plaza Porlier, inmortalizada por Carlos Sierra contra el despropósito Arensberg. Es referencial Lorenzo Rodríguez-Castellanos, que da hogaño nombre a La Granja. Don Lorenzo consiguió conservar libros denostados por la Dictadura, el inquisitorial Índice y demás censuras. Es lástima que no se hubiera ubicado la colección de poetas hispanos de Charo y Manolo Lombardero para la malograda Fundación Ángel González, con la que soñamos patronos designados por el poeta y Juan Ignacio Ruiz de la Peña, director que era del RIDEA.

Ahora, que vienen justas electorales, es tiempo de concretar apoyo a Biblioteca y Museo. Siempre agradeceré el concurso de un eminente carbayón, Ignacio Quintana, subsecretario de Cultura. ¿Tendrá Oviedo algún día su Museo de la Ciudad?

Al Museo desde la Literatura es divisa frecuente. Alberti y D'Ors entre multitud. Recientes son aquí las divagaciones poéticas de Antonio Bravo ("Museo de versos") y Javier Almuzara que nos ha deleitado en el Bellas Artes con sus reflexiones de Luis Fernández. Esa extraordinaria conferencia será publicada por "Clarín", digna sucesora de "Los Cuadernos del Norte", del inolvidable Juan Cueto Alas, próximo hijo predilecto, tan bien homenajeado en el RIDEA. Estamos a la espera de la anunciada exposición de la que será comisario Xuan Bello?

El desastre de Sarajevo, origen intencional aparte, tuvo antecedente en Oviedo con la quema de la biblioteca universitaria de 1934. El rayo lumínico fue entonces la reacción entristecida de Alas Argüelles, de la que da cuenta Pedro de Silva en "El Rector".

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