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Chus Neira

Los representantes de los trabajadores en el Ayuntamiento | Análisis

Chus Neira

Las elecciones sindicales anticipan la incertidumbre

Nadie ganó las elecciones sindicales del pasado miércoles en el Ayuntamiento de Oviedo para elegir los representantes del comité de empresa (laborales) y junta de personal (funcionarios). CSIF, el sindicato tradicional de los funcionarios, puede decir que ganó en el cómputo global (9 representantes). UGT, segundos según esas cuentas, que se impusieron a CSIF, aventajándoles en dos representantes en la junta de personal. El SIPLA, sindicato policial, que fue el más votado en el Rubín (policías y bomberos). O CCOO que tuvieron más votos en la mesa de los administrativos. Nada importa mucho porque los números no han salido para que ningún sindicato pueda hacer valer sus mayorías de cara a la mesa de negociación, que es donde se jugará la batalla durante el próximo mandato. La falta de mayorías y la dificultad de componer a partir de ahí la junta de personal abre la puerta a pactos sospechados o insospechados que llevarían acompañadas sus correspondientes facturas para los sindicatos que entren en la mesa de negociación, que es donde se deciden las cosas. La fragmentación y la dificultad de establecer acuerdos, la aritmética "difusa" que sale de estas elecciones, parece anticipar los escenarios complejos que podrían darse después del 26M, con un número récord de partidos en liza con posibilidades de obtener representación.

Falta de mayorías. Efectivamente, si CSIF lo tiene más o menos fácil para alcanzar una mayoría en el Comité de Empresa, con un hipotético apoyo de STAO, un sindicato específico del Ayuntamiento de Oviedo creado en la transición, no sucede lo mismo en la junta de personal. Los sindicatos de clase, UGT (5) y CCOO (2) no logran los nueve representantes para la mayoría. Necesitarían el apoyo de un sectorial como Sipla, que al no estar representado en la mesa de negociación exigiría determinados posicionamientos en el máximo órgano de representación de trabajadores.

Incertidumbre de SAS. Es algo que se ha escuchado por todas partes en el Ayuntamiento, el SAS, otro sindicato policial afín a la "vieja guardia" del cuartel de Rubín, está pensando en disolverse e integrarse en CSIF. En el caso de la Junta de Personal eso les daría cinco representantes, que tampoco son suficientes para la mayoría. Por otra parte, abre la incógnita de hasta qué punto unos representantes elegidos por unas siglas pueden pasar a otras o si la integración se hará manteniendo el nombre de la agrupación con la que concurrieron a las elecciones.

Refuerzo de UGT y conflicto interno. Casi todas las fuentes consultadas para elaborar este análisis coinciden en que UGT sale reforzada en las elecciones por el enganche que han logrado con los bomberos. Si es así, no es fruto de una acción improvisada, sino de un trabajo largo de apoyo a determinadas reivindicaciones. En concreto, UGT habría logrado que el concejal socialista Ricardo Fernández apoyara la nueva división en cinco grupos de trabajo (antes eran cuatro) y de aumentar el número mínimo de gente por grupo. Aunque se han incorporado nuevos bomberos y, efectivamente, daría para esa división en cinco, el reparto entre más y el listón más alto en el personal necesario se traduciría en más ingresos en forma de horas extra. Estos votos le han permitido a UGT compensar las perdidas por las prejubilaciones en la policía local, con mucho afiliado suyo y del SAS. Pero a UGT no le ha salido gratis esta estrategia. El apoyo a estas reivindicaciones habría provocado problemas internos en el sindicato y cambios de última hora en la composición de las listas de las elecciones, donde un número dos fue relevado a dos días de las votaciones.

CSI y abstención. La Corriente no iba a las elecciones y eso se han notado en bomberos, donde, al margen del apoyo a UGT, se registró un alto índice de abstención. En el total de Rubín, de más del 20%.

Indefinidos no fijos. Última clave, al personal que entró por sentencia judicial en el Ayuntamiento no le ha gustado el acuerdo de UGT y CCOO para que sus plazas salgan a concurso dentro de la oferta pública de empleo, y sus votos habrían ido para CSIF o STAO con la difícil promesa de que no tendrán que defender su puesto de trabajo en ningún concurso-oposición.

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