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La mar de Oviedo

Sin dueño y de todos

En Resistencia, capital del Chaco, en Argentina, visité el panteón de Fernando, frente al Fogón de los Arrieros, en la calle Brown 350; Fernando era el perro que, dicen allí, inspiró a Alberto Cortez su canción "Callejero"; el "cuzquito" sin raza, atropellado por un coche y recreado con mosaicos por Inés Ramírez Bosco, asistía a los conciertos de Fernando Ortiz, cantante de boleros, de quien recibió el nombre. No obstante, en su libro "Equipaje", cuenta Cortez que "Callejero" se refiere a un perro de Madrid, Palomo, que acompañaba a la mujer de Alberto, Renée Govaerts; también a Palomo lo atropellaron y llamaron a Cortez cuando lo recogieron muerto, pues figuraba su teléfono en el collar. A estas horas ambos perros brincarán en el Elíseo con la llegada del cantautor; también le lamerá nuestro Rufo (Oviedo, 1987-1997). Tres perros sin dueño y, en cambio, de todos; como Cortez.

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