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Crítica / Música

Jaroussky salda la deuda con Cavalli

Una gran tarde del contratenor francés

El propio Jaroussky comentó las dificultades que tuvo para que los programadores confiaran en su último trabajo sobre Francesco Cavalli. Es más que aplaudible su testarudez por salirse del canon, por llevar a cabo proyectos que tienen detrás una labor intelectual e investigadora de mucho trabajo, por preocuparse de que el público conozca más que "lo de siempre", música de calidad que sigue esperando en archivos polvorientos para ser interpretada. En este sentido, la deuda con Cavalli comienza a saldarse gracias al contratenor francés.

Que Jaroussky es un músico íntegro no es objeto de discusión, su calidad vocal no se ve mermada por el paso del disco al directo, pero además, el timbre tan particular de su voz, extraordinario, con una facilidad nada habitual para el registro agudo no solo le han traído la fama, sino que han contribuido a que la voz de contratenor atraviese hoy día uno de sus momentos más dulces.

Llama la atención del programa de ayer la escasez de arias da capo, sobre todo en un recital que giró en torno a la música de un operista barroco.

Volviendo a Jaroussky, su técnica tan precisa para proyectar la voz desde la cabeza y su sensibilidad en la interpretación de las arias más dramáticas de Cavalli. Sus lamentos producen un hipnotismo que es complejo explicar, por el delicado fraseo, y su recreación en las notas disonantes. Jaroussky siente el tormento de los personajes a los que da vida en los lamentos de Cavalli, sin duda una de sus grandes bazas del concierto, pero además tiene en su voz, en su forma de expresarse musicalmente, el poder de transmitir todo ese drama sobrecogedor al público. Ejemplo de ello fue el Lamento de Ciro "Negatemi respiri", muy delicada y sentimental, puso de manifiesto la predisposición del contratenor hacia este género lírico. No pudo faltar "Delizie contenti", de la ópera "Il Giasone", la más popular de Cavalli, una partitura sobre la que Jaroussky ya trabajó con anterioridad y le ha reportado gran éxito a lo largo de su carrera. Se aprecia en este trabajo de Cavalli una evolución vocal en Jaroussky, una dosis mayor de sentimentalismo, distanciada del virtuosismo que dominó sus proyectos anteriores, aunque sin eliminarlo del todo.

Por último, el conjunto Artaserse, colaboradores infatigables de Jaroussky, fueron los responsables de que el balance con el solista fuera correcto en todo el concierto. Fueron numerosos los momentos en los que brillaron, y es imprescindible destacar la labor y el trabajo de reconstrucción musical implícito en este trabajo sobre Cavalli para adaptarlo a los requerimientos de la agrupación, lo que le confiere una gran personalidad a este proyecto.

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