Como por sorpresa, calladamente, se nos ha ido de la tertulia de quienes fuimos sus amigos el más veterano de todos, Gabino F. Valdés, que nos pastoreaba a los más jóvenes de aquella pujante Acción Católica en los años 40 y 50 del pasado siglo. Le conocimos en aquel caserón de la ovetense calle de la Rúa y andando el tiempo algunos estuvimos también a su lado en la Diocesana de la rama adulta.
Duramente ha sido probada la larga familia de Gabino últimamente con la muerte de dos de sus hijos y ahora con el inesperado accidente doméstico que acabó con su vida pocos días después de haber asistido a nuestra acostumbrada tertulia de café. Gabino tuvo una larguísima historia personal desde la ya lejana posguerra con sus dificultades que supo superar con acierto y crear una red de establecimientos comerciales de éxito creciente en Asturias.
La vinculación de nuestro grupo de amigos estuvo ligada desde el principio con la antigua y floreciente Acción Católica de Asturias y también a la antigua tertulia dominical en una cafetería de la calle San Francisco. Nombres de los que conocíamos como "los mayorones" que nos pastoreaban. Cómo no recodar a Luis Vega Escandón, José María Alonso, Senén Bodes, Nilo del Cano, Pepe Monje, Pepito, Paco Durán, Pinón y tantísimos más que harían larga esta lista.
En ese ambiente y aún antes del desarrollo profesional de Gabino, la llamada Rama de Hombres, con el ya fallecido Isaac Díaz y la HOAC al calor de la JOC belga, Gabino desarrolló una gran actividad (cursillos, asambleas, peregrinaciones) colaborando así a la creación de centros en toda Asturias lo que daba lugar a unas concentraciones multitudinarias de militantes católicos y de activistas obreros.
Escribe el periodista y amigo al dictado de la memoria apresurada sólo para recordar la memoria de un añoso amigo a quien recuperamos después de décadas para la tertulia actual y que era un hombre de convicciones firmes además de un archivo viviente de la historia de Oviedo, sus figuras relevantes y a quien habíamos recuperado no sin esfuerzo tras la segunda muerte familiar. Su inesperado final nos ha dejado huérfanos de su sabiduría, de sus recuerdos vitales, de sus atinadas puntualizaciones. Tras la última muerte de uno de sus hijos, Gabino había recuperado con nosotros la sonrisa, las ganas de hablar y la sabiduría de su buen carácter con su larga experiencia no ayuna de sentido del humor.
La tertulia pierde así a su más veterano señor de la memoria y de la ejemplaridad. El sentido pésame y la oración de todos los compañeros van hoy hacia su recuerdo, también con el respeto y deseo de consuelo a su viuda, hijos y extensa familia.
Gabino nos ha dejado un poco huérfanos. Siempre le recordaremos.
