El tercer concierto de la temporada de abono de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) suponía el prólogo a una temporada de homenajes a Beethoven debido a la efeméride de su nacimiento (antes de tiempo), cuya clausura tendrá lugar en junio con la interpretación de los cinco conciertos para piano del genio de Bonn, dentro del "Festival Beethoven" que organiza este año la orquesta.

Así la cosas, el concierto se inició con la obertura de "Las criaturas de Prometeo", una obra más bien clásica en la que la agrupación asturiana se mostró equilibrada, haciendo gala de un fraseo regular; con cierta profundidad, pero a la vez ligera y versátil, cuidando la sonoridad en todo momento.

El "concierto para piano y orquesta nº 1" de Liszt, interpretado por Denis Kozhukhin, dejó momentos de gran brillantez y emotividad. Además de su complejidad técnica, con escalas, octavas y pasajes a una velocidad endiablada, la composición del metódico Liszt (que tardaría casi 25 años en completar esta obra) conjuga a la perfección el virtuosismo que se espera del "Paganini del piano" con otros instantes de impecable belleza melódica, con diálogos entre el solista y el viento madera y materiales que se van repitiendo en las diferentes secciones casi como si el concierto estuviera concebido a la manera de un poema sinfónico. Las dos piezas que Kozhukhin brindó a los asistentes como propina ("Canción sin palabras" y "Primavera"), evidenciaron un gran lirismo y un fraseo muy expresivo con una nutrida gama de matices.

La segunda parte estaba dedicada íntegramente a la "Tercera sinfonía" de Beethoven. Su ejecución fue aseada y correcta pero sin llegar a entusiasmar. El segundo movimiento, con la célebre marcha fúnebre, fue el más acertado gracias a la solidez y el sonido empastado de la orquesta. Sin embargo, tanto el Finale como allegro inicial fueron algo planos bajo la batuta de Garret Keast, de dirección marcadamente americana, adoleciendo de mayor rotundidad para afrontar el nuevo estilo romántico que se iniciaba en la historia de la música mediante el estreno de esta obra.

A modo de síntesis, destacamos el nivel más que correcto de la velada musical y la buena entrada que registraba el Auditorio, seguramente debido al atractivo programa que se interpretaba. La presencia de un gran solista como Denis Kozhukhin y las obras de Beethoven suponen un acierto y dejan con ganas de más a los abonados que se reencontrarán con su orquesta, en clara línea ascendente, tras las vacaciones navideñas.