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El Otero

Oviedo, ciudad accesible

La necesidad de que todos los vecinos se muevan por nuestras calles de forma cómoda y sin barreras

¿Cuántos días internacionales de lo que sea conocen? No me respondan: demasiados. Tantos que muchos pasan totalmente desapercibidos. Pues bien, el pasado martes se conmemoró uno de ellos. Veamos. Con el fin de promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidades en todos los ámbitos de la sociedad y el desarrollo, así como concienciar sobre su situación en todos los aspectos de la vida política, social, económica y cultural, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró en 1992 el 3 de diciembre como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.

Con frecuencia suelo recortar noticias que me llaman la atención y la semana pasada recordé una de esas noticias que tenía traspapelada en una caótica carpeta. LA NUEVA ESPAÑA del 28 de mayo publicaba: "La caca de perro, enemiga de las sillas de ruedas". Por si no fueran poca dificultad la que presentan numerosos bordillos infranqueables, aceras estrechas, pendientes imposibles, accesos a multitud de edificios o comercios insalvables y un largo etcétera que bien conocen las personas con movilidad reducida, hay que sumar una más como consecuencia de la falta de educación básica de muchos propietarios de mascotas. Así lo lamentaban miembros de colectivos como Aspaym y Cermi. Como reza el dicho popular: donde éramos pocos, parió la güela. Por si no bastara la diaria carrera de obstáculos a la que muchos convecinos se enfrentan, añadamos esto. Es intolerable que un usuario de una silla de ruedas se tenga que llevar excrementos de perros en las ruedas o, peor aún, en sus manos. Salir de casa puede llegar a convertirse en un arduo reto.

Bien podría mentar ahora la Constitución Española, que proclama los derechos de los ciudadanos a disfrutar sin marginación alguna de servicios, formación... Y que exige a las administraciones la provisión de los medios precisos para que ello sea posible. Así mismo, podría citar también el Manual Europeo de Accesibilidad: "El entorno debe disponerse de modo que permita a todos desenvolverse igualmente y de la forma más independiente". Amplia es la legislación europea, estatal y autonómica que contempla medidas en pro de la promoción de la accesibilidad, pero?

¿No sería mejor apelar al sentido común más básico? Todos hemos de tender una mano para eliminar todo tipo de barreras empezando por favorecer el respeto, la comprensión y la empatía con aquellos que más las sufren.

Y Oviedo ha de ser ambiciosa en este sentido. No estaría de más que se llevaran a cabo todos los esfuerzos necesarios para aspirar al reconocimiento de "Ciudad accesible", distinción que otorgan la Comisión Europea y el Foro Europeo de Discapacidad a aquellas ciudades que demuestren que han mejorado la accesibilidad de la vida urbana de forma clara y sostenible, y que tienen planes concretos para seguir haciéndolo. Aunque se haya avanzado en estos últimos años, ¿no les parece un objetivo tan razonable como deseable?

Sí. No renunciemos al anhelo de vivir en una ciudad realmente más fácil para todos. Una ciudad que, al ser totalmente accesible, no permita que nadie sea "discapacitado", tal como manifiesta la periodista Stella Young: "Mi discapacidad no existe porque uso una silla de ruedas, sino porque el entorno más amplio no es accesible".

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