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La mar de Oviedo

Túnel expedito

La Dirección General de Tráfico desconectará estos días el radar de la Bolgachina tras haberse demostrado que sus fotografías violaban la intimidad de los conductores más allá de lo permitido; procederá a retirar el cartel anunciador del radar y la caja, el paralelepípedo del terror con el que nos desvalijaban. Colijo que ya es posible sacudirnos de ese jodido credo estacionario, esa luz cabrona al final del túnel, para atravesar rumbosos el furaco represor sin sufrir intervenciones en el fuero y en el monedero. Llegó la hora de emanciparnos, desenfrailarnos, recortar el tubo de escape y apellidarnos Puerta Franca, al menos en la dirección a Mieres. Echaré de menos al cartero. ¡Ay!, para que la DGT eliminara todos los radares rezaría lo que Cervantes en Argel: "¡Virgen pura, a Vos alabo! / Yo ruego llevéis al cabo / tan extraña caridad; / que, si me dais la libertad, / prometo seros esclavo".

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